Tras varios meses de incesante tormenta mediática, la calma ha llegado a la vida de Genoveva Casanova. Ya no vive aterrada por los fotógrafos ni derrama lágrimas en cada esquina. Atrás quedó la pena, el remordimiento y los dolores de cabeza. La mexicana, todavía escondida en algún lugar del planeta, ha recuperado las ganas de seguir adelante. Al menos, ha dado un primer paso en este sentido.
Cuando sus fotografías junto a Federico de Dinamarca vieron la luz, Genoveva se hundió en la mas profunda tristeza. No quería platós, portadas ni entrevistas de ningún tipo. Se limitó a negar a través de un comunicado cualquier especulación sobre su relación con el entonces príncipe, pero no le sirvió de mucho. Las pruebas eran claras y las dudas escasas: Casanova y el esposo de Mary Donaldson eran más que amigos.
Mientras las televisiones de todo el país hablaban sobre lo sucedido entre ambos, Genoveva decidió esconderse. Lo hizo en San Sebastián y después viajó a México, donde se reunió con su familia. Eliminó sus redes sociales, buscó el calor de sus hijos y esperó el fin de la tormenta. Hoy por hoy, ya no hay rayos ni relámpagos. Las aguas se han calmado y, al parecer, Genoveva busca recuperar su vida anterior.
Genoveva Casanova
Aunque continúa en paradero desconocido, Casanova ha activa su cuenta en Instagram. No ha publicado nada nuevo, pero el mero hecho de reactivar su perfil ya nos dice algo: la ex modelo vuelve a estar en contacto con sus seguidores y amigos. Desea estar conectada, atenta, informada. De algún modo, con este gesto abandona su escondite y saluda de nuevo al mundo exterior.
Fotos | Gtres
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