La relación entre Felipe y su padre atraviesa un bache que parece interminable. Desde hace varios años, el actual monarca pretende mantenerse al margen de todo lo que rodea al emérito. No quiere polémicas ni discusiones. Desea proteger el trono que más tarde heredará Leonor y no permitirá que Juan Carlos, experto en levantar polémicas, dañe de nuevo la imagen de la institución.
El esposo de doña Letizia sabe que su padre no estuvo acertado en muchas ocasiones. Decepcionó al país tras su accidente en Botswana y sus problemas con el fisco le arrebataron cualquier credibilidad. Ahora, desde Abu Dabi, el emérito intenta cumplir con la única petición que le hacen desde Zarzuela: discreción.
Pero no hay manera. Juan Carlos acaba de demandar a Revilla y la polémica está servida. Las infantas Elena y Cristina apoyan el movimiento, pero Felipe VI soporta el escándalo como un problema añadido. Aunque se trate de una iniciativa que pertenece al ámbito privado del emérito, el revuelo no es positivo para la Corona.

Tal y como recuerdan desde Monarquía Confidencial, Felipe "siempre ha intentado mantener una actitud distante con respecto a don Juan Carlos, y desvincularse así de los problemas de su padre", explican. Además, fuentes cercanas a Zarzuela matizan que "Felipe VI tiene que hacer frente a esta situación con Revilla, y no es fácil".
"El rechazo de Felipe VI hacia algunos comportamientos de su padre ha sido evidente. El rey ha tomado decisiones para distanciarse de los escándalos que han marcado la vida de Juan Carlos I...", aseguran desde MC.
Fotos | Casa Real
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