Arnold Schwarzenegger es una de las leyendas vivas del cine más cotizadas del globo terráqueo, sí, pero también puede presumir de ser una persona súper polifacética. Y a las pruebas me remito. Se alzó con el título de Mr. Universo tres veces y ganó en siete ocasiones el de Mr. Olympia. Atento/a, que continuamos para bingo.
Metió la mano en política hasta el punto de ejercer de gobernador de California. Ojo, que pudo haber pisado la Casa Blanca. Hecho que finalmente NO ocurrió puesto que el televisivo no nació en Estados Unidos (es de Thal, Austria). Y de últimas, en octubre de 2023, sacó al mercado 'Sé útil: Siete herramientas para la vida', un libro de autoayuda donde mezcla sus propias anécdotas con consejos vitales que seguir en el día a día.
Schwarzenegger tiene historias para dar y regalar y de todo tipo. Sin embargo hay una que la marcó forever. Ocurrió durante el rodaje de uno de los filmes más icónicos de su carrera y del cine en general: 'Conan: El Bárbaro'.
Cómo de mal lo tuvo que pasar el actor para que, en la actualidad, se siga acordando de semejante proyecto. Así lo reveló en una entrevista para 'Insider': "Aprendí a montar a caballo, en camello y en elefante. Aprendí a saltar desde rocas grandes, a escalar y columpiarme en cuerdas largas y a caer desde una altura. Básicamente, fui a otra escuela vocacional, esta para aspirantes a héroes de acción", comenzaba a decir.
Arnold no tuvo reparos a la hora de contar con pelos y señales (para nuestra desgracia) qué fue lo más repugnante que le dictó a hacer el director de la película, John Milius: "Me hacía hacer todo tipo de cosas terribles. Me arrastraba por las rocas, toma tras toma, hasta que mis antebrazos sangraban. Corría huyendo de perros salvajes que conseguían atraparme y arrastrarme hasta un arbusto con espinas", explicaba el protagonista de 'Terminator', advirtiendo que necesitó alrededor de cuarenta putos de sutura en una herida que se hizo en la espalda.
¿Te ha impactado esta imagen? Pues prepárate, porque el animal en cuestión no se trata de un peluche ni de material de atrezo. Consiste en un buitre real y sin vida colocado encima de Conan, siendo éste el que acaba mordiendo al propio animal. Sí, tal y como te lo comento. En el citado medio, Arnold recalcó que se lavaba la boca con alcohol en cada toma con el fin de evitar una infección. Todo precioso.
Fotos | Gtres y 'Conan: El Bárbaro'
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