11 mitos sobre relaciones sexuales que debemos desterrar de una vez (propósito para 2016)

11 mitos sobre relaciones sexuales que debemos desterrar de una vez (propósito para 2016)

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11 mitos sobre relaciones sexuales que debemos desterrar de una vez (propósito para 2016)

Estamos en los últimos días para terminar la lista de propósitos para año nuevo, pero os propongo hacer un hueco para unos cuantos deseos de última hora, que no por llegar tarde son menos importantes. Para el 2016 toca desterrar 11 mitos sexuales que nos han acompañado durante demasiado tiempo, como una especie de mochila pesada que un día alguien nos dijo que le aguantáramos y sin saber por qué todavía no hemos soltado. Puede que algunos ya los tengamos superados, pero aun así nunca está de más recordarlos y mantenerlos en su sitio, es decir, ¡lejos! Vamos con la lista:

1- Sexo es sinónimo de coito

Pues mire usted, va a ser que no. Ya es hora de ir abandonando la idea de que si no hay penetración “no vale”. Sobre todo teniendo en cuenta que no todas las mujeres llegan al orgasmo teniendo sexo vaginal, según Journal of Sexual Medicine lo consiguieron un 65% de las encuestadas frente al 81%, por ejemplo, de las que lo lograron mediante sexo oral. No solo eso, algunas mujeres son capaces de llegar al clímax solo besando o mediante la manipulación de los pezones. Podríamos hacer una lista interminable de prácticas alternativas al coito, así que no tiene mucho sentido pensar que es la única opción posible.

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2- Nada de sexo durante la menstruación

La excusa es que puede haber peligro de infección o contaminación, pero esto es totalmente falsa, además tener orgasmos durante el periodo puede aliviar los dolores menstruales. Lo que sí es cierto es que es algo que no gusta a todo el mundo, o que las molestias a veces acaban con las ganas, pero si te apetece solo hay que tener en cuenta que durante la regla es necesario seguir tomando las mismas precauciones de siempre, para no quedar embarazada ni contraer una ETS.

3- No hay buen sexo sin orgasmo

Ya estamos otra vez, con definir lo que es bueno o malo en algo tan personal. Tener un orgasmo, o dos, o tres, o los que sean, es algo maravilloso, pero también puede serlo igualmente disfrutar del sexo sin preocuparse siempre de llegar “a la meta”, ¿o es que acaso todo lo que precede al orgasmo no es placentero también?

4- Lo mejor es llegar los dos a la vez al orgasmo

El orgasmo simultáneo, según confirman varias recopilaciones, es para muchas parejas una especie de quimera, con la que lograr el placer sexual máximo. Pero su búsqueda puede generar frustración y conseguir el efecto contrario, haciendo la experiencia cada vez menos agradable. Si a esto le añadimos el mito del coito como única alternativa válida y que según publica el Journal of Sexual Medicine, un 17% de las mujeres reconoce no haber alcanzado nunca el clímax vaginalmente, el desastre está asegurado.

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Lo que ocurre puede ser tan simple como tener tiempos distintos o necesitar estimulaciones diferentes, preocuparnos por modificar esto cuando estamos en plena faena conduce a adoptar lo que se conoce como “el rol del espectador” que ve la escena desde fuera y no es capaz dejarse llevar ni enfocar la atención en las sensaciones de placer.

5- El sexo ideal es espontáneo

Esto es algo que implica también mucho de mito romántico, tenemos arraigada la idea de que el sexo siempre tiene que ser algo natural, espontáneo, y que bastan la atracción mutua o el amor para que salte la chispa y todo vaya sobre ruedas. Como si pensar, hablar, leer e informarse sobre el tema le quitara puntos, cuando resulta que es todo lo contrario. No hay que tener miedo a despejar dudas, satisfacer la curiosidad o simplemente dar rienda suelta a nuestras fantasías, aunque solo sea en nuestra mente. El conocimiento (y el autoconocimiento) es sumar, no restar.

6- Debemos decir siempre sí

Este es un mito que afecta tanto a hombres como a mujeres, especialmente al vivir en pareja. La sociedad nos impulsa a ser guapas, delgadas, buenas madres, profesionales de éxito y por si esto fuera poco, seres hipersexuales. Rechazar una oportunidad de tener sexo puede considerarse desde una ofensa a una rareza, pero nadie es mejor ni peor por tener más o menos ganas a lo largo del día. La respuesta válida es la que concuerda con lo que realmente nos apetece, sea sí o no.

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7- Tener fantasías sexuales durante la relación está mal

Estás teniendo sexo con tu pareja habitual (o esporádica), de repente te asalta un pensamiento que te excita (sea el que sea) y que te hace subir todavía más la temperatura del momento, ¿porque considerarlo algo negativo? Las fantasías son un síntoma de buena salud sexual y las tiene prácticamente todo el mundo. Podemos hacerlas realidad o no, pero hay que desterrar tanto el mito como la culpabilidad por dar total libertad a nuestro pensamiento. Y no, no se quiere menos a la pareja por fantasear alguna vez con otras personas.

8- Si hay amor todo saldrá bien

El amor es un sentimiento maravilloso, que nos llena y nos hace felices, pero no es una garantía de que a la hora de irnos a la cama no vayan a surgir diferencias o que simplemente las cosas no sean tan fantásticas como habíamos imaginado. Podemos querernos pero necesitar más tiempo, confianza, contarnos nuestras preferencias, resolver preocupaciones… Y también podemos tener un sexo maravilloso con alguien sin que nos unan más lazos que compartir el momento.

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9- Si el sexo funciona, la pareja funciona

Este mito es similar al anterior, aunque en dirección opuesta. Siempre se ha dicho que los problemas se arreglan en la cama, y muy de vez en cuando esto puede ser verdad, pero si una relación es un desastre en todo, el sexo no va hacer que mejore, solo que tengamos pequeñas “treguas” con momentos más agradables. De igual forma tener una buena conexión al acostarnos con una persona, puede significar algo más… o no.

10- Las parejas conocen sus deseos de forma instintiva

Esto lo podemos aplicar al sexo y a cualquier otra cosa, desde qué nos apetece hacer esta noche a qué esperamos que nos regalen para nuestro cumpleaños. Está claro que cuanto más profundizamos en una relación mejor nos conocemos, y a veces incluso podemos prescindir de las palabras y entender con la mirada cosas que no comprendería nadie más, pero eso ¡no nos hace adivinos! ¿Cuántas veces nos decepcionamos porque esperamos que nuestra pareja haga algo que no le hemos dicho? Volvemos a la dañina idea romántica de que hablar disipa la “magia”, pero comunicarnos verbalmente (hasta que funcione la telepatía) es la única forma de que los demás puedan saber cuáles son nuestros deseos.

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11- Hay reglas que determinan lo que es normal o no

Puede que alguien nos haga sentir mal porque nos dice que lo que nos gusta no es normal, pero, ¿quién define lo que es normal si no hay dos formas iguales de gozar del sexo? Esto a veces nos impide atrevernos a probar cosas o disfrutar con prácticas poco convencionales por temor a estar haciendo algo nocivo. Pensemos en los cambios de lo que se ha considerado normal a lo largo de la historia, si nadie se hubiera atrevido a salirse de ese esquema todavía haríamos el amor con un agujero en el camisón y en la más completa oscuridad (una opción, por otra parte, perfectamente válida para quienes la escojan libremente).

En los criterios diagnósticos de los trastornos sexuales hay uno que se repite siempre y que puede ayudarnos a determinar en qué punto empieza lo patológico: provoca malestar acusado o dificultades de relación interpersonal. De no ser así, mientras respetemos a los demás y nos sintamos bien con lo que hacemos, no hay más reglas, el sexo será siempre algo “normal”, si es que no queda más remedio que aplicarle el dichoso calificativo.

Y hasta aquí el repaso de los 11 mitos sexuales a los que en el próximo año, que está a punto de estrenarse, les vamos a decir “hasta nunca”. De entrada no están mal para empezar, aunque todavía quedan muchos otros, ¿alguna propuesta para añadir?

Bibliografía.- Labrador, (1994). "Disfunciones sexuales". Manual de Psicopatología. Madrid. UNED.

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