Mucha gente me pregunta cuál es el mejor aderezo para un look de noche o boda. Que si un bolero, que si una capa, que si un écharpe a conjunto con la tela del vestido, etc…Personalmente, cuando hay de por medio un vestido de fiesta que se sale de lo liso y llano, lo que hay que hacer es no potenciar el efecto “subido de tono”, sino minimizarlo.
Suavizar el encaje, el tejido brillante, las paillettes, o los volantes, con una prenda que no recargue. Y mi opción preferida es el cárdigan.
No hay nada más fácil y menos complicado. Si llevas un escueto vestido negro para una boda, es lógico que quieras darle un aire pomposo con incrustaciones de cristales, o bordados en dorado.
Pero lo mismo funciona en sentido contrario cuando el protagonista es un diseño de por sí ostentoso. No eches a perder un modelo maravilloso por una mala elección en algo tan sencillo como qué ponerte encima.
Si hace un frío soportable, tira de blazer.
Y si la temperatura que hace es de palabras mayores, echa mano del abrigo. No te compliques la vida ni te eches años encima.
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