Que las colecciones de las grandes firmas son mucho más que la historia detrás de una marca e inversiones desorbitantes en publicidad, es un hecho. Que los clones nunca serán tan buenos como los diseños originales, una verdad incostestable. Y eso se sabe cuando se tienen delante y se pueden tocar maravillas en forma de prendas como las de Chanel Primavera-Verano 2010.
Si la colección del káiser se salía de lo habitual, no solamente por su puesta en escena bucólica, sino por lo novedoso de sus aires campestres. Un espíritu rural chic que se traduce en cada uno de los elementos de una colección nuevamente magistral. Porque a Karl muchas veces le pueden sus maneras de genio y se escuda en su rol de “haga lo que haga, va a gustar”, pero conseguir ser fiel al espíritu de una casa legendaria e innovar (marcando además tendencia), es tarea solamente apta para genios que son capaces de hacernos desear cosas que nunca desearíamos por sí mismas.
Como por ejemplo, los zuecos. Un calzado con el que casi todas hemos tenido una historia de amor odio, pero que estoy segura que el verano que viene llevaremos sin rechistar.
Cuando los ves en directo te dan gan ganas de llevártelos puestos aunque hasta entonces los hayas odiado.
Aunque para zapatos espectaculares, éstos hechos a base de aplicaciones en forma de flor, muy napoleónicos y de corte de Versailles (aunque para clásicos e intemporales, los bicolores).
En los detalles se nota la diferencia. Se nota la mano, se nota el genio, y se nota la intención.
Si fuera una mujer de posibles o si alguien me dijera “te regalamos lo que quieras de la colección Primavera-Verano 2010 de Chanel, sin duda me quedaría con un bolso.
Aunque me confomraría con un mini-monedero como éstos.
Mis modelos favoritos son los más acordes al espíritu de la colección. Éste de ganchillo.
Y éste otro que parece hecho de paja.
A juego con una serie de gadgets tipo billeteros, fundas para ipod, cinturones o pulseras de matacrilato.
Los complementos son desde luego el sustento de la maison francesa. Es lo que más se vende y se nota el detalle que se pone en ellos.
Y no hay que olvidarse de las joyas. Pasadores de aires retro con perlas, maxi-collares, gargantillas y brazaletes.
Eso sí: mi accesorio fetiche serían estos mitones de cuero.
Desde que el káiser tiene una figura envidiable el enfásis en la temática deportiva, es una constante.
¿Alguien se apunta a jugar a tenis con esta raqueta?
¿Y quién ha dicho que la petanca es cosa de jubilados?
Por cierto, ¿os acordáis de los falsos tatuajes que decoraban los muslos y cuellos de las modelos del desfile? Pues, ¡el equipo de belleza de Chanel está trabajando en lanzarlos al mercado en forma de calcomanía!
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