Siete frases que usan las personas mentalmente fuertes para contestar a una persona pasivo-agresiva

Este tipo de comunicación puede ser frustrante para quien la recibe, pero la psicología tiene las claves para contestar con inteligencia emocional

Frases Para Contestar A Una Persona Pasivo Agresiva
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Anabel Palomares

Editor

Cuando hablamos de un comportamiento pasivo-agresivo lo hacemos de un patrón donde la persona expresa indirectamente sentimientos negativos como la ira, la frustración o el enfado, en lugar de afrontarlos directamente. Por ejemplo, decirle a tu pareja que no te pasa nada pero mostrar un enfado que no coincide con que no te pase nada. No te dice qué le ocurre pero su comportamiento no refleja sus palabras porque existe una desconexión entre lo que se dice y lo que se hace. 

Es uno de los tipos de comunicación que podemos usar cuando nos relacionamos que puede generar confusión y conflicto y se da en muchos ámbitos, desde en las relaciones románticas hasta en las relaciones laborales. El problema es que cuando se comunican así contigo, tú vas a ciegas. Sabes que algo no va bien, pero no logras identificarlo. Las personas mentalmente fuertes utilizan estas frases para reconducir la conversación, averiguar qué ocurre y recuperar el control. No son frases mágicas, pero sí emocionalmente inteligentes y pueden ayudarte a romper la ambigüedad, devolver la responsabilidad comunicativa y proteger tus límites. Y todo eso con asertividad.

¿Qué te gustaría que hiciera diferente?

Con esta frase lo que buscamos es una comunicación orientada a la acción. Imagina que planeas salir el sábado con tus amigos y tu pareja quería pasar tiempo contigo en casa. Cuando le cuentas tus planes, pone los ojos en blanco y responde con un suspiro y un “da igual, haz lo que quieras”. Es evidente, por su comunicación no verbal, que está molesta, pero no quiere discutir aunque claramente no “da igual”. Quiere que adivines qué hiciste mal y que arregles por arte de magia un problema que ni siquiera menciona. 

Si en lugar de pasar ves que ocurre algo y respondes con un “Veo que algo te molesta. ¿Qué te gustaría que hiciera diferente?”, abres la puerta a que se exprese. Devuelves la responsabilidad de comunicar en vez de adivinar. Esta frase funciona porque demuestra que estás dispuesto a escuchar y hacer cambios si es necesario, pero también aclara a quien tienes delante que no quieres participar en un juego de adivinanzas.

Centrémonos en las soluciones

Es posible que esta situación te suene mucho. Tu pareja lleva media hora quejándose por una situación que ambos estáis viviendo, pongamos por ejemplo que os habéis perdido al ir a un restaurante. “Siempre pasa lo mismo, nada sale como queremos, ahora que vamos a hacer…” Quejarse les brinda atención y compasión sin que tengan que esforzarse en cambiar la situación o sin mostrarse vulnerables. 

En esa situación redirigimos la conversación con un “Entiendo tu frustración, pero centrémonos en soluciones: ¿qué podemos hacer ahora para mejorar la situación?”. Lo que hacemos es reconocer que existe un problema y que tenemos la voluntad de arreglarlo sin quedarnos atrapados en una queja constante.

Ayúdame a entender qué quieres decir con eso

Es posible que si alguien es pasivo-agresivo contigo, notes que se esconde en indirectas sutiles. Te pongo un ejemplo. Estás en una reunión de trabajo, presentas una idea y un compañero dice, con una media sonrisa, “Bueno… es una propuesta interesante”. El tono suena irónico y percibes un juicio, pero no dice nada que puedas abordar directamente. En lugar de dejar pasar estos comentarios o ponerse a la defensiva, con la frase “ayúdame a entender qué quieres decir con eso” lo que buscamos es una clarificación metacomunicativa que reduzca la ambigüedad. 

Obliga a que pasemos a términos más explícitos y evita que seas tú quien rellenes los huecos y reduce la rumiación mental. No buscas pelea, solo claridad, lo que te da control sobre la situación. Lo bueno de esta frase es que invitamos a la persona pasivo-agresiva a que sea directa con lo que quiere decir, aunque en muchos casos lo que ocurre es que se retracta con algo como "Ah, nada, solo quería decir..." porque no está preparada para tener una conversación real sobre el tema.

No me siento cómoda con esto

Estás en una comida familiar y después de una discusión, tu madre hace comentarios sarcásticos durante toda la comida como que “siempre lo sabes todo” o que “ella siempre está equivocada”. Estos comportamientos buscan hacerte sentir insegura o hurgan en un posible conflicto. La persona pasivo-agresiva puede expresar su descontento sin responsabilizarse, mientras tú te preguntas si estás siendo demasiado sensible o si le das demasiadas vueltas a las cosas.

Puedes obviarlos, pero también intentar salir de ahí de una forma directa: “No me siento cómoda con esta dinámica, mamá”. Lo que intentamos es romper con esa atmósfera raruna e incómoda que se crea cuando hay un lenguaje pasivo agresivo. Utilizando el lenguaje en primera persona, los llamados mensajes-yo que no acusan, sino que describen una experiencia y unas emociones, las tuyas. Lo que hacemos es señalar que hay un problema sin entrar en una lucha de poder de quien tiene la culpa o no. 

Necesito una respuesta directa

Estás en casa y le preguntas a tu pareja si ha llamado al seguro para que os arreglen esa humedad del techo como dijo que haría la semana pasada. La respuesta es “he tenido muchísimas cosas esta semana”, que ni es un sí ni un no. Esta evasión no es accidental, sino una forma de mantener el control y evitar tener que rendir cuentas. En lugar de pasar, lo que podemos hacer es afrontar y pedir de nuevo una respuesta con la frase "necesito una respuesta directa". Va al grano y pide una responsabilización de la conducta de una forma asertiva porque expresa una necesidad concreta sin justificarla en exceso.

Veo que estás enfadada, así que podemos hablar cuando estés lista

Esto es justo lo que contestaría una persona inteligente emocionalmente a su pareja en la primera situación de la que hablamos, cuando está molesta pero al preguntarle qué pasa contenta con “no me pasa nada”. Esta respuesta valida sus sentimientos sin favorecer su estilo de comunicación indirecto. Con ella demuestras que te importa y que ves qué ocurre algo, pero deja espacio a que la otra persona hable cuando esté preparada para ello.

¿Puedes decirme qué te molesta?

Esta frase es, según John Bowe, experto en oratoria y autor del libro ‘I have something to say’, una de las mejores para frenar el comportamiento pasivo agresivo. La otra persona necesita sentirse validada, escuchada y reparada, pero el objetivo no es tener razón ni ganar una discusión. Tampoco demostrar que la otra persona se equivoca, solo tener una conversación en la que podamos hablar de lo que ocurre con sinceridad y en un espacio seguro.

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