Tengo cuatro sobrinos adolescentes (algunos ya mayores de edad), y uno más que está entrando en la preadolescencia, y una de las cosas que más le preocupan a su abuela (mi madre) es cómo hablar con ellos. Los siente, en muchas ocasiones, como un libro cerrado.
Cuando tenemos la oportunidad de interactuar con ellos, la brecha generacional existente parece complicarnos mucho la existencia. Algo que sin duda, los padres son los que más sufren. No es un período fácil a nivel familiar.
Según UNICEF la adolescencia es una fase necesaria para hacerse adulto con múltiples posibilidades de aprendizaje. Durante la adolescencia, que tal y como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS) ocurre desde los 10 hasta los 19 años, se vive un momento vital clave.
Según la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia, hay cuatro hitos a alcanzar en ese punto: independencia de las figuras parentales, la aceptación de la imagen corporal, la integración en la sociedad a través del grupo, y la consolidación de la identidad.
Por parte de las familias es importante que exista no solo empatía y comprensión, sino también saber qué ocurre en el cerebro de los jóvenes para que su adolescencia no os sobrepase a ninguno. De hecho, tal y como afirma Javier Quintero, doctor psiquiatría y autor del libro El cerebro adolescente “Cuando aceptamos que la adolescencia es una gran transformación biológica, comprendemos que abordarla como una posibilidad de mejora nos permitirá enfocarnos de modo positivo en nuestro hijo o hija y así ayudarle a encontrar su camino”.
Por eso hemos escuchado los consejos que Fiona Hannah, directora clínica y fundadora de Teenage Mental Health; y Stella O'Malley, psicoterapeuta y autora de What Your Teen Is Trying to Tell You, han explicado a The Guardian. Ellas nos enseñan cómo conversar mejor con un hijo adolescente, con varios trucos y preguntas para empezar una conversación y poder hablar de temas tan diversos como las redes sociales o el medio ambiente.
Utiliza la tercera persona para temas delicados
Mejor que hablar en primera persona es usar a un tercero como excusa para iniciar una conversación, tal y como explica Fiona Hannah. “Si lo que dices suena desafiante, tu hijo se mostrará a la defensiva”. Por ejemplo, “Estaba hablando con mi una compañera de trabajo de las redes sociales y me ha comentado que son dañinas. ¿Tú qué opinas?”.
Intenta que la conversación nazca de forma natural
La clave para iniciar una conversación y que un adolescente no lo sienta como un ataque, es que esta comience en un ambiente natural. Por ejemplo, en un camino que hacéis juntos en coche, dando un paseo cuando vais a la compra, o sentados en el sofá viendo la tele. Hannah afirma que es una buena estrategia tener la conversación cuando están uno al lado del otro en lugar de cara a cara.
Cambia el mood: no preguntes lo mismo una y otra vez
Según Stella O'Malley, funciona mejor cambiar el camino y no preguntar lo que todos le preguntan, aunque queramos llegar al mismo sitio. En lugar de preguntar a qué te quieres dedicar cuando termines el instituto, puedes preguntarle sobre ti con un “¿qué trabajo crees que me encajaría si no hiciera lo que hago ahora?” y que esa conversación fluya hasta un “¿y a ti en qué te pega trabajar?”.
Invierte los roles
Podemos invitar a nuestros hijos a pensar en lugar de decirles cómo son las cosas. Así, trabajaremos con su pensamiento crítico. Con esto en mente podemos preguntarle por ejemplo, “si tuvieras un hijo, ¿qué reglas le pondrías con el móvil?”.
O’Malley explica que "los jóvenes son naturalmente mucho más sensatos de lo que los padres esperan que sea, y han aprendido mucho más. Los padres tienden a subestimar la influencia que tienen sobre sus hijos adolescentes”.
Pregúntales por su pasado para que reflexionen
“¿Qué fue lo más sorprendente que te pasó en tu infancia?” Con esta sencilla pregunta no solo nos interesamos por ellos, sino que no damos por sentada una respuesta. Puede que le pasara algo que desconoces, como enamorarse sin ser correspondido, perder una amistad por un malentendido o tener una conversación que le marcó con su tía, por ejemplo. Le ayudará a reflexionar sobre la vida que ha vivido hasta ahora y le hará pensar en cómo ha impactado en quien es hoy.
Practica la escucha activa
Otro consejo de O'Malley es utilizar los silencios y no tratar de darles consejos no solicitados. Podemos usar con ellos la escucha activa, un truco que usa este ex agente del FBI, y darles espacio para que hablen sin miedo a ser juzgados. Además, escuchándolos de manera genuina, tendremos más tiempo para pensar en una respuesta.
No temas hablar de sexo con ellos
No hace falta que te conviertas en la madre de Otis en Sex Education (serie que te recomendamos ver con tus hijos), pero no pienses que tu hijo adolescente no sabe nada sobre sexualidad. O'Malley afirma que podemos preguntar de manera inocente algo como “¿cuál crees que es la mejor manera para que alguien pierda la virginidad?”.
Si quieres que se abran, ábrete tú con ellos
Ser honesto con un adolescente es la mejor herramienta para que sean sinceros. Por ejemplo, podemos decirles “cuando tenía tu edad me sentía más solo de lo que nadie imaginaba. ¿Está pasando algo en tu vida que nadie sepa?” Hablar con ellos de nuestros fracasos, los errores que hemos cometido o los miedos que tenemos, les ayuda a ver en nosotros lo que ellos mismos son, personas imperfectas.
Escucha sus inquietudes
Igual que los adultos, los adolescentes también se preocupan por lo que pasa a su alrededor. Por ejemplo, según una encuesta realizada por el Consejo de la Juventud de España, el 59% de la juventud española no se siente representada en el sistema político de nuestro país, y la vivienda es la gran preocupación de la juventud española. El medio ambiente es otro de los temas que más preocupan a la juventud, así que podemos preguntarles por eso que les preocupa con un “¿qué sientes acerca de lo que le está pasando a nuestro planeta?”. Puede que la respuesta te sorprenda.
Anímales a pensar
Más allá de dar un consejo, la clave de estas conversaciones según O'Malley, es animar al adolescente a pensar en lo que sucede más allá de lo obvio. Por ejemplo, si nos ha contado que su amigo se ha portado mal con él, podemos preguntarle por qué cree que se comparta así. Según Hannah, hay que intentar que el adolescente vea las cosas de una manera diferente. "Tal vez alguien ha tenido un mal día y necesita ayuda en lugar de juicio".
Hazles conscientes de su propia vida
Con una sencilla pregunta podemos hacerles pensar mucho. “Si hubieras nacido en otra familia, ¿en qué te diferenciarías?”, esta pregunta les hace pensar en cuáles son los valores de la familia en que han crecido, en cómo es su vida en comparación con la de otras personas y hasta les hace pensar en cuánto les importa su familia. “Lo que quieres es que piensen en cómo les ha impactado ser parte de su familia. Estás ayudando a desarrollar la autoconciencia y el autoconocimiento”, dice O'Malley.
Deja los consejos para otro momento
Piensa en que esta conversación, y cualquiera con un adolescente, no tiene por qué tener un fin. Solo se trata de fomentar la autorreflexión en esta etapa de la vida, y en tratar de conectar con ellos. “Trata de no terminar dando respuestas o soluciones a los temas que se hablan”, advierte Hannah. “No estás tratando de arreglar las cosas por ellos. Los adolescentes necesitan aprender a construir su propio conjunto de herramientas para la vida. Lo que puedes hacer es ayudarlos a pensar”.
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