Sumisión química por pinchazo: todo lo que las autoridades y los sanitarios saben sobre este fenómeno importado de Reino Unido y Francia

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Las fiestas de San Fermín han vuelto a quedar empañadas este año por las denuncias de cuatro mujeres que aseguran haber sentido, la noche del sábado al domingo, pinchazos en la calle que les provocaron mareos. Los casos se produjeron a horas y en lugares distintos de Pamplona, donde se activó el protocolo de sumisión química. Aunque todas las muestras recogidas y analizadas han dado negativo en este tipo de sustancias, los expertos advierten que el hecho de que los estupefacientes "no aparezcan en sangre no quiere decir que no hayan estado. Algunas desaparecen muy pronto del organismo".

Oleada de denuncias en Francia y Reino Unido

La sumisión química es una modalidad delictiva en la que se suministra a las víctimas sustancias para cometer robos o delitos sexuales. En Francia, y otros lugares de Europa, se ha generado, en los últimos meses, alarma con este asunto. Y es que solo en el país galo se han presentado más de 300 denuncias de personas que aseguran haber sufrido pinchazos mientras se encontraban en salas de fiesta o en conciertos.

Según medios locales, solo durante la Fête de la Musique (evento que se celebra cada 21 de junio en Francia) la policía identificó a nueve personas sospechosas de haber pinchado a otras. También, a principios de junio, un joven de 20 años fue detenido en Toulon después de que veinte personas denunciaran haber sufrido pinchazos con agujas en un concierto.

No obstante, también se han registrado denuncias por casos aislados en Suiza, Bélgica, Alemania, Holanda y Reino Unido. El concepto quedó bautizado como needle spiking o injection spiking cuando la policía británica informó a finales de enero que habían recibido más de 1.300 denuncias desde septiembre de 2021 en el Reino Unido e Irlanda.

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Precedente en Ibiza

Entre las consecuencias destaca la amnesia y  síntomas somo vértigo, náuseas y malestar. No obstante, en pocos casos han llegado a encontrar agresiones sexuales o robos vinculados al needle spiking. Además, el contenido de las jeringuillas todavía se desconoce. Solo en algunos casos se ha podido detectar presencia de GHB, un psicotrópico.

Nuestro país tampoco es la excepción y, antes de lo sucedido en Pamplona, una joven española de 18 años ya había denunciado un caso en Ibiza, donde se encontraba de viaje de fin de curso. La chica aseguró que en la madrugada del 22 de junio, de fiesta en una discoteca, fue drogada contra su voluntad. Empezó a actuar de manera extraña y al día siguiente se despertó con un moratón en el brazo y sin recordar nada de la noche anterior.

Tras acudir a un centro sanitario, el médico confirmó que la habían pinchado en el brazo, pero no se pudo demostrar si le habían inyectado alguna sustancia por el tiempo que había transucrrido. Los sanitarios insisten en que hay que pedir un análisis de orina o de sangre dentro de las primeras 48 horas. A pesar de que, según puntualizan, la inyección intramuscular es poco efectiva, dado que tarda más tiempo en hacer efecto.

Por su lado, la Guardia Civil ha atribuido el que la muchacha no fuera agredida al hecho de que estuvo toda la noche acompañada. También reconocen que encontrar al autor de los hechos en estos casos es complicado, debido a que es muy difícil que la víctima pueda identificarlo.

Mitos y verdades de la sumisión química

En España, los datos apuntan a que la sumisión química está detrás del 33% de las agresiones sexuales de los últimos 5 años. Aunque no siempre sale a la luz porque, como ya hemos visto, un resultado analítico negativo no descarta que se haya producido. Ante esta situación, el Ministerio de Justicia ha elaborado una Guía de buenas prácticas para la actuación forense ante la víctima de un delito facilitado por sustancias psicoactivas: intervención ante la sospecha de sumisión química para ayudar a los expertos en sus investigaciones.

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Según varios estudios realizados en España, el alcohol está presente en un 80% de los delitos de sumisión química, y el 20% restante corresponde a las benzodiacepinas, el GHB o éxtasis líquido, la ketamina y, en menor medida, la burundanga.Y es que, a pesar de la oleada de denuncias por pinchazos, las vías más rápidas y comunes para drogar a una persona son, tal y como advierten los expertos, a través de la bebida, esnifando o intravenosa. Además, tanto en casos de sumisión química como en otros de abusos y agresiones sexuales, en el 80% están implicados conocidos de la víctima en lugar de desconocidos con los que se han cruzado por casualidad.

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