Según la experta en crianza Erika Katz, autora de Coach Parenting, cuando estamos educando a un niño es tan importante lo que decimos como lo es el cómo lo decimos, algo que ya vimos cuando te hablamos de la frase que la gente emocionalmente inteligente utiliza para ganar respeto y mejorar sus relaciones.
Hablar con empatía y amabilidad, por ejemplo, es algo que nos ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad en nuestro interlocutor, y un gran truco para controlar una conversación como ya nos explicó este ex agente del FBI.
Erika Katz da un paso más y habla de la llamada crianza positiva, que según investigaciones de la Universidad de California, tiene efecto en la salud mental del niño y es capaz de promover no solo mejores resultados académicos, también ayudar al bienestar del niño durante su adolescencia y en su edad adulta. En cambio y según la Universidad de Harvard, cuando los padres usan un lenguaje más tóxico y negativo, disminuye su confianza y motivación, lo que podría evitar que en el futuro, se convirtieran en adultos exitosos.
Pero también hay algo cierto, y es que la paciencia es algo que podemos perder frente a un niño. Con el fin de que la frustración y el enfado no nos dominen, Erika Katz propone cuatro frases para asegurarnos de aplicar esa crianza positiva y favorecer así el éxito de los niños en el futuro.
La idea es que digamos algo positivo antes de explicarle lo negativo de su comportamiento. Según Katz, “es el enfoque más efectivo cuando se trata de corregir el comportamiento de un niño.”
Además advierte de que es mejor usar el “nosotros” en lugar del “tú” porque es menos acusatorio en algunos comportamientos, por ejemplo si ha pegado a otro niño para la experta es más eficaz decir “no pegamos a nadie, eso no es lo que somos”, que acusar al niño de una forma más directa.
Lo hiciste genial con esto, pero ¿por qué no hacemos también esto otro?
Piénsalo. Cuando tu jefe te da la enhorabuena por tu esfuerzo, ¿te gusta? Pues con los pequeños pasa igual. Imagina que el niño ha empezado a hacer los deberes pero de repente la pereza o la procrastinación llaman a su puerta y deja de hacerlo. Enseñarles que su “trabajo” está bien favorece que continúen haciéndolo.
Sé que estás molesto, pero no podemos hacer esto
Esta frase es perfecta para usar cuando los niños muestran un comportamiento agresivo tal y como explica la experta. Validamos sus emociones, algo vital en las relaciones de pareja también. El niño quizá se sienta enfadado, molesto o frustrado, pero le explicamos que su reacción ante esa emoción no es la correcta y está mal. No invalidamos sus emociones negativas sino que le enseñamos cómo gestionarlas.
Esta tarea la hiciste muy bien. Sé que puedes conseguirlo con esta otra
Si se bloquea o el niño encuentra una tarea difícil, la manera de animarle que propone Katz es mostrarle que lo consiguió en el pasado y que puede seguir esforzándose para conseguirlo ahora. La cultura del esfuerzo de la que te hablamos aquí.
Lo siento, no estaba siendo sensible contigo
Tendemos a pensar que a un niño no es necesario pedirle perdón, pero pedir perdón es vital en cualquier relación que tengamos, sea la que sea. Es parte de esa responsabilidad afectiva que reclamamos una y otra vez y que los niños también merecen. Sentirse comprendidos, escuchados y ver que sus emociones también cuentan será clave para que en el futuro sean adultos empáticos.
Este último punto es el más importante para la experta. “Es fundamental que los padres se disculpen con sus hijos cuando se equivocan en algo”, explica. “Algunos adultos creen que decir “lo siento” a su hijo provocará una falta de respeto en el futuro o que es una demostración de debilidad”, explica, “pero mostrar vulnerabilidad les hace saber que incluso los adultos cometen errores”.
Fotos | Mieke Campbell, TopSphere Media, Sigmund y Juan Encalada en Unsplash
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