Casi nadie consigue enseñar esto a sus hijos. Es clave para que tengan éxito en el futuro

No es de extrañar que a muchos padres se les olvide enseñar esta habilidad indispensable para el futuro de los niños si existe un concepto llamado “síndrome de los padres distraídos” o “crianza distraída”. Este patrón se caracteriza por una desconexión emocional entre los padres y sus hijos causada por un exceso de atención a los dispositivos móviles.

No se trata de algo puntual sino de una constante. Los padres no muestran autocontrol en el uso de sus propios móviles y es justo ese autocontrol el secreto que, según Nir Eyal, profesor en la Escuela de Graduados en Negocios de Stanford y autor del libro ‘Indistractable: How to Control Your Attention and Choose Your Life’, determinará el futuro éxito de los que ahora son niños.

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El autocontrol, clave para el éxito

El autocontrol ayuda a determinar el éxito futuro, según esta investigación. No es la única que lo asegura. Según este estudio publicado por American Scientist en el que los participantes habían sido examinados física y psicológicamente desde su nacimiento a principios de la década de 1970 y hasta su adolescencia, los niños que aprendieron a ignorar las distracciones y a controlar sus propias emociones y comportamiento mostrando autocontrol, eran más inteligentes y estaban más motivados.

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Según Nir Eyal en el futuro habrá dos tipos de personas: aquellos que dejan que su atención y sus vidas sean controladas y coaccionadas por otros y aquellos que demostrando autocontrol sean “indistraibles”, término que él mismo acuña. Es más, afirma que “volverse imperturbable es la habilidad más importante del siglo XXI, y es una que muchos padres no logran enseñar a sus hijos”.

Enseñar a los niños es también darles la autonomía suficiente para que controlen su tiempo, aunque fracasen de vez en cuando. Si pensamos en el fracaso como parte de un proceso de aprendizaje, no pasa nada porque nuestros hijos se equivoquen. Esa autonomía es algo que Edward Deci y Richard Ryan, investigadores de la Universidad de Rochester, llevan décadas estudiando. Su teoría de la autodeterminación afirma que las necesidades principales para la realización psicológica son la competencia, la autonomía y la relación social. Si lo llevamos al ámbito infantil, desarrollar un estilo motivador autónomo en lugar de un estilo motivador controlador contribuirá más a nutrir los recursos internos y el funcionamiento positivo del niño.

Cómo conseguir enseñarles autocontrol usando su propia autonomía

Cuando los niños comienzan a comprender el concepto de tiempo, es cuando los padres deberían enseñarles a gestionarlo de una manera correcta, pero no desde la imposición, sino desde la autonomía.

Lo primero es explicar al niño que el tiempo frente a las pantallas se produce a expensas de otras cosas como jugar con sus amigos, pasar tiempo en familia o cualquier otra cosa que le guste, y dejar en sus manos la gestión de ese tiempo. Suena arriesgado, lo sé, pero Nir Eyal explica cómo lo hizo con su hija cuando era pequeña a la CNBC.

Cuando tenía cinco años e insistía en “la hora del iPad” con protestas incesantes, su esposa y él decidieron preguntarle cuánto tiempo frente a la pantalla por día pensaba que era bueno para ella, después de explicarle que ese tiempo le impediría hacer otras cosas. “Armada con la lógica detrás de por qué era importante limitar el tiempo frente a la pantalla y con la libertad de decidir en sus manos, pidió tímidamente “dos programas”, unos 45 minutos”, tal y como narra el experto. Su hija propuso utilizar un cronómetro de cocina que ella misma podía configurar y se cerró el acuerdo. Todos ganaron. Eso sí, es importante el “pacto de esfuerzo” que hicieron con ella, porque le explicaron que si como padres notaban que no era capaz de cumplir la promesa que se hizo a sí misma y a ella, se tendría que reconsiderar la discusión.

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Los padres deben comprender que está bien que sus hijos tengan autonomía porque sólo cuando aprenden a practicar el control de su propio comportamiento aprenden a gestionar su propio tiempo y atención, como explicaba Eyal. Y ese “pacto de esfuerzo” firmado, una especie de compromiso previo que implica aumentar la cantidad de esfuerzo necesario para hacer algo que no quiere (dejar de usar el iPad) es parte de las reglas de la propia niña y es ella la encargada de hacerlas cumplir.