Viktor & Rolf siempre hacen colecciones especiales, siempre tienen que tener un punto inquietante y diferente de los demás. En el desfile de la colección Otoño-Invierno 2009/2010, el motivo llamativo eran unas esculturas greco-romanas que decoraban el escenario. Con ese marco, las modelos desfilaron hieráticas, con la cara y el cuello pintados de blanco, a modo de estatuas andantes.
Las prendas también se han contagiado de esa quietud, y se han teñido de color arena, piedra, blanco roto y negro. Las telas se han decorado con motivos poliédricos, y los tops se han decorado a modo de cortinas de teatro.
Los holandeses han vuelto a jugar con los trampantojos en sus diseños, para recrear volantes, y formas geométricas. Aunque los frunces y los drapeados forman dobleces en casi todas las prendas, éstas no cogen apenas volumen, y se mantiene la silueta ajustada de los años 40 que hemos visto tanto sobre la pasarela estas últimas semanas.
Otro de los motivos decorativos de la colección han sido los bloques de color en dos o tres tonos, a modo de columna griega. Con este diseño se han creado preciosos vestidos de noche.
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