Si nos tuviésemos que pensar en el escenario de una película medieval, probablemente habría pocos lugares mejores para ello que Labraza. Esta joya escondida en el corazón de la Rioja Alavesa en el País Vasco en lo alto de una colina amurallada como si se tratase de un spot extirpado de una película de druidas y dragones, es también el place to be para disfrutar de un fin de semana de ensueño. Naturaleza a raudales, espacios impregnados de un verde vibrante y viñedos por doquier se mezclan con esa estética que parece detenida en el tiempo creando una imagen de postal que si tienes el placer de verla en persona no se te va a olvidar nunca.
Este pequeño pueblo cuenta con a penas 70 vecinos que viven entre sus murallas y disfrutan a diario de todas esas calles empedradas. Es que es una aldea diminuta sí, pero está plagada de historia, de hecho sería la villa amurallada más pequeña del País Vasco y todas esas fortificaciones que la rodean son su seña de identidad, hasta tal punto que en 2008 fue reconocida con un premio internacional como “muralla viva”.
Esta pueblo es un lugar perfecto para hacer una visita de día y disfrutar del entorno alejado de la prisa de las grande urbes. Y es que a pesar de que puedes verlo tan solo en quince minutos, es cierto requiere por los menos de una jornada entera para poder deleitarse del paisaje donde por fin no reinan los ruidos de los cláxones ni todo ese ajetreo que traen consigo las urbes más grandes.
Si eres especialmente amante de la naturaleza y te gustan las rutas, Labranza cuenta con un paseo circular de tres horas y cuarto que sale desde la iglesia del pueblo y recorre la zona. Se trata de una opción que puedes incluso hacer en familia y hasta llevar niños porque es de lo más fácil. No hace falta ser un experto senderista para ello y esto siempre es un must. Un plan perfecto de domingo para empezar el día con un poco de ejercicio y sellarlo con un paseo por Labranza.
Fotos | Rioja Alavesa, Wikiloc
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