11 novelas que desearíamos no haber leído para poder volver a leerlas de cero

11 novelas que desearíamos no haber leído para poder volver a leerlas de cero

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11 novelas que desearíamos no haber leído para poder volver a leerlas de cero

Hay libros cuyo recuerdo guardamos para siempre en el corazón. Y, por desgracia, también en nuestra memoria. Porque ¿no sería maravilloso olvidar nuestra novela favorita para volver a leerla desde cero? Sin saber qué va a ocurrir, cuál va a ser ese giro que nos haga amarla para siempre, sin conocer cada pequeño detalle de los personajes... Hay novelas que podríamos releer mil veces sin cansarnos, pero hay otras que, por mucho que nos gusten, pierden parte del encanto en la relectura. Por eso hay que leerlas con pasión la primera vez. Y morirnos de envidia después hacia quien todavía no haya caído en sus redes. Estas son las que nos encantaría olvidar... para dejar que vuelvan a hacernos felices.

Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver

Tenemos que hablar de Kevin es una novela que, en cierto modo, es una oda a la angustia, a la maternidad atormentada y al acercamiento psicológico a un adolescente y a su madre, a través de una narración epistolar en la que, poco a poco, vemos venir lo que acabará ocurriendo al final. Ojalá no saberlo al coger el libro por primera vez, y descubrirlo al tiempo que nos enamoramos de una novela cuya magia está en su crudeza.

Kevin

La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger

La mujer del viajero en el tiempo parte de la curiosa premisa de un bibliotecario que, por una extraña disfunción, viaja involuntariamente en el tiempo. La complejidad de su línea temporal cruzada y los descubrimientos que vamos haciendo en esas idas y venidas de Henry al presente y al pasado son tan brutales que nos encantaría poder volver a leerla por primera vez para que nos impacte de lleno sin esperarlo una historia de amor diferente a todo lo que hemos leído.

Viajero

Asesinos sin rostro, de Henning Mankell

Adentrarse en Asesinos sin rostro es meternos de lleno en la serie del detective Kurt Wallander, quizá el mejor protagonista de novela negra que hemos conocido jamás. Es trasladarnos a Ystad, la pequeña localidad sueca en la que se desarrollan sus investigaciones, que iremos conociendo al tiempo que nos encariñamos con un personaje tan imperfecto como real. Once libros después, querremos resetear nuestro cerebro para volver a conocerlo desde el principio.

Asesinos

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey, de Mary Ann Shaffer

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey nos traslada al Londres posterior al final de la Segunda Guerra Mundial para ofrecernos una trama llena de acontecimientos sorprendentes alrededor de una sociedad literaria creada para burlar a los alemanes. La dulzura se mezcla con la magia de lo inesperado, hasta llegar a un final que nos encantaría olvidar para vivirlo de nuevo sin tener el spoiler en nuestra cabeza.

Patata

El brillo de las luciérnagas, de Paul Pen

El brillo de las luciérnagas nos ofrece la mirada de un niño de diez años, su narrador, sobre las terribles circunstancias que lo rodean, viviendo junto a su familia encerrado en un sótano, después de que todos quedaran desfigurados por un misterioso incendio del que nadie habla. La novela nos va ofreciendo a pequeñas dosis las respuestas a las preguntas que nos plantea, y un par de golpes de efecto nos dejan enganchados hasta que, al acabarlo, solo desearíamos volver a leerlo sin conocer esos detalles.

Brillo

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, de Oliver Sacks

Cómo un libro de lectura obligatoria en Psicología puede convertirse en todo un best seller es un misterio que solo se explica después de leer El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, una colección de relatos cortos que sorprenden y fascinan por la mezcla de humanidad, talento literario y por la forma de mostrar a la vez la fragilidad y la fuerza de la mente humana.

Sombrero

Tan poca vida, de Hanya Yanagihara

Leer Tan poca vida por segunda vez es una tarea titánica. No solo por la extensión de la novela, sino porque hay que ser muy valiente para enfrentarse a una trama tan dura y desgarradora dos veces en una sola vida. Por eso, lo ideal es adentrarse en las vidas de sus cuatro protagonistas (especialmente en la de Jude) sin conocer nada de su trama, dejando que nos sorprenda y nos arrase, y cerrar el libro con la sensación de que podríamos leerlo mil veces y a la vez no volver a abrirlo.

Tanpoca

Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez

¿Habría algo mejor que redescubrir el realismo mágico a través de su mejor ejemplo literario? Ojalá fuera posible, para disfrutar de Cien años de soledad como si jamás hubiéramos conocido a la familia Buendía. Nos encantaría volver a entrar pasito a paso en una realidad que parece conocida pero que, en verdad, carece de sentido y está poblada de personajes irreales y de hechos asombrosos. Por no hablar del placer de saborear por primera vez párrafos enteros escritos con la pluma única de García Márquez.

Cien

Diez negritos, de Agatha Christie

Leer a Agatha Christie siempre es sinónimo de disfrute y de sumergirse en una de esas novelas que no se pueden dejar hasta que aparece la palabra «Fin». Diez negritos es una de las más conocidas, y su fama es bien merecida gracias a una trama que nos mantiene en vilo hasta el final. Que levante la mano quien la haya leído y no desearía olvidar quién es el asesino para poder disfrutarla de nuevo con toda su intensidad...

Negrito

Siempre el mismo día, de David Nicholls

Muchos leímos Siempre el mismo día después de haber visto la película protagonizada por Anne Hathaway... y qué pena tan grande. Porque el libro (como suele ocurrir) mejora a la versión cinematográfica, nos mete de lleno en la historia de amor, desamor y amistad de Emma y Dexter, con mucho más detalle y haciendo que el momento más impactante de la trama (ese momento) nos arrolle de una forma mucho más profunda.

Mismo

Jardín de invierno, de Kristin Hannah

Kristin Hannah es apuesta segura si lo que queremos es disfrutar de un buen libro, y con Jardín de invierno no podemos hacer una excepción. La trama nos lleva al Leningrado sitiado por los alemanes en 1941 a través de la voz de una mujer que habla de ello sesenta años después, en una historia que hará tambalear los cimientos de su familia y que sorprende tanto que nos encantaría olvidarla para volver a empezar de cero con ella.

Invierno

Imágenes | Amazon.

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