Reconozco que Vlada Roslyakova no deja a nadie indiferente. A pesar de que por su fisonomía excesivamente delgada tiene gran cantidad de detractores, nadie puede negar que esta chica se está comiendo las pasarelas actuales a ritmo de su particular contoneo de hombros.
Considerada por muchos como la sucesora natural de Natalia Vodianova sobre las pasarelas, ahora que parece ser que nuestra Natalia se dedica más a las campañas y a sus tres hijos, Vlada Roslyakova posee todas las características para pertenecer al tan exitoso club de las baby dolls, ese grupo de modelos de aspecto frágil con cara de porcelana, que tan de moda se han puesto en los últimos años.
Nacida en la localidad siberiana de Omsk en Julio de 1987, posee por tanto 21 años. Su nombre real es Elena Roslyakova, pero cuando comenzó como modelo profesional, asesorada por la agencia, decidió ponerse como nombre artístico Vlada (diminutivo del nombre de su padre Vladimir) debido a que había varias modelos rusas con el nombre de Elena.
Su llegada a la moda, si la comparamos con la historia de Natalia Vodianova, es radicalmente opuesta. Su familia, bien situada enconómicamente, ayudó y mucho a que Vlada se dedique profesionalmente al mundo de la moda. Su madre insistió en apuntalarla a una escuela local de moda en cuanto acabó sus estudios primarios, aunque ella lo que realmente quería era empezar estudios de psicología.
Al final empezó compaginando las dos actividades, tenía 16 años y modelaba para diseñadores locales en su ciudad natal. Hasta que unos meses más tarde le llego la propuesta de viajar a Tokio para desfilar. Tras conseguir la aprobación de su padre, un policia al que no le gustaba en absoluto la nueva vida que esperaba a su hija, Vlada fue rumbo a Japón dispuesta a emprender su carrera como modelo profesional.
En Tokio estaría dos meses, era el 2004 y estaba a punto de cumplir 17 años. Hizo su debut para Yohji Yamamoto. Tras esos dos meses le esperaría nada más y nada menos que París.
Todo iba relativamente rápido para Vlada Roslyakova. Su debut en París fue para diseñadores como Cacharel, Celine, Rick Owens y Chanel (foto inferior). Eran los desfiles para la temporada de Verano del 2005 y su belleza junto a su llamativa y casi preocupante delgadez hicieron que todos los ojos se centraran en ella, aunque ella afirma que es capaz de comer varias hamburguesas y no ganar ni un sólo gramo.
Prueba de la repercusión que tuvo es que tan sólo unos meses más tarde, en la temporada de Invierno para el 2006 tendría nada más y nada menos que cerca de 80 desfiles. Su popularidad subía como la espuma y ya tendría sus primeras campañas para Nina Ricci, D&G, Moschino para su línea Cheap&Chic, H&M y Max Mara entre otros.
Un comienzo fulgurante, que vendría acompañado de portadas, como las de Vogue en las ediciones de Francia, Italia, Korea y Japón y L’Officiel en las ediciones francesa y rusa. La verdad que pocos comienzos tan fulgurantes recuerdo de una modelo.
Pero ahí no quedaría la cosa, lo que pensaban que el boom Roslyakova sería flor de un día estaban equivocados. Ese ritmo frenético cercano a los 80 desfiles por temporada lo sigue manteniendo año tras año, incluso en la actualidad. De hecho en el 2007 fue la modelo con más desfiles realizados a pesar de que estuvo apunto de no desfilar en Milán por no llegar al peso mínimo.
Durante esos años la hemos podido ver también como imagen de Hermes y D&G en el 2006, Christian Lacroix, Max Mara y Oscar de la Renta en el 2007 y en el 2008 ha sido imagen, entre otros de Chanel, DKNY, Karl Lagerfeld, Lacoste, GAP, y nuevamente D&G, además de participar en el catálogo de Pull & Bear.
Para este 2009, de momento nos ha dejado con algún numero menor de desfiles de lo que nos tenía acostumbrados, 53, eso sí cerrando 5 desfiles. Ha cambiado su look, ahora de pelirrojo y además es imagen de la firma brasileña Alcaçuz para este 2009, DKNY y de la fragancia Christian Lacroix Absynthe.
Como no, para este año protagoniza también numerosas portadas y editoriales, una de las últimas para Vogue París en su edición de belleza y otra editorial para Vogue Rusia fotografiada por Karl Lagerfeld, el hombre que en su día renegó de las modelos delgadas, pero que no puede evitar tener a Vlada como una de sus predilectas.
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