Cartier, el arte de ser mecenas

Cartier, el arte de ser mecenas
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Crear una obra de arte a partir de piedras semipreciosas - ya inutilizables para la joyería convencional por el simple hecho de haber sido agujereadas -; proporcionar una segunda vida a las perlas, a los granates, a las piedras Luna podría parecer una misión, no imposible, pero sí algo insólita para una gran firma de joyería como lo es Cartier.

Sin embargo, la Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo ha encomendado esta ardua tarea a cuatro grandes artistas contemporáneos de renombre internacional. Sus obras se expondrán en la Fundación Cartier hasta el 21 de abril de 2012.

Cartel exposición

David Lynch, Alessandro Mendini, Takeshi Kitano y Beatriz Milhazes visitaron a los maestros artesanos de Cartier, se sentaron con ellos para aprender e intercambiar impresiones, y de esta sinergia nació una joint-venture que ha desembocado en la materialización de cuatro excepcionales obras de arte.

Primer plano obra Mendini

Una experiencia insólita para todos los involucrados en esta acción, y una segunda vida para unas piedras que ya no podían satisfacer las exigencias de calidad y excelencia de la famosa maison francesa de joyería.

El neceser Gosse de peintre está constituido por una única pieza diseñada por el cineasta japonés Takeshi Kitano, y reune todos los accesorios indispensables de trabajo para cualquier pintor que se precie de serlo. Esta maleta se ha inspirado en el universo onírico y lleno de sentido del humor de este gran director japonés. Realizado en los ateliers de Cartier, la pieza testimonia el savoir-faire de la firma que tuvo que trabajar el cuero, el oro, el cuarzo y la obsidiana para crearla. En el interior de esta maletita no falta de nada: pinceles, un vasito para aclararlos, lápices, y hasta una bolsa para chuches.

Jeweled Triangle de Lynch

Al realizador David Lynch, colaborador habitual de la Fundación Cartier desde hace muchos años, la firma dió absoluta carta blanca para que concibiese una pieza única a la que bautizó con el nombre de Jeweled Triangle. A partir de piedras preciosas y semipreciosas, David Lynch reinventó un objeto, para él habitual: una lámpara que, una vez que se enciende es capaz de crear un ambiente con un sello de lo más "Lynch".

Los efectos de la refracción de la luz bailando sobre el metal y sobre los colores de una amatista, de un cetrino y de un berilio de color verde revelan la capacidad del director a la hora de sumergirnos en su universo surrealista y sorprendente. En armonía con el poder hipnótico propio de las piedras preciosas, esta lámpara explora nuestra relación con la luz, con sus reflejos y con el simbolismo de las piedras, al tiempo que cuestiona nuestra relación con los objetos cotidianos.

Columna de Mendini para Cartier

La columna diseñada por el arquitecto y diseñador italiano Alessandro Mendini es una obra única. El artista ha sabido expresar, a través de este tesoro,

el símbolo idealizado de la utópica pereza del mundo, pasando de la devoción religiosa y de la ostentación del poder real a la concepción de un otro tipo de tesoro laico, abstracto y espiritual.
Gracias a un conjunto increíble de piedras preciosas, Mendini ha creado una columna sin fin, absolutamente excepcional debido a los brillos y reflejos que provoca.

Este verdadero desafío del ingenio está basado en los principios de la arquitectura greco-romana, y consiste en ir apilando por estratos más de siete bloques alrededor de un eje central. Las piedras fueron seleccionadas, clasificadas por categorías, encapsuladas en cilindros de cristal e insertadas verticalmente alrededor de unas canaletas de oro. Todas las piedras fueron fijadas por medio de resina epoxy. La columna pesa 700 kg, mide 2,30 m y está realizada con 24 kg de oro. Se necesitaron 18 meses de trabajo para construirla.

Aquarium de B. Milhazes

Beatriz Milhazes imaginó y concibió una instalación compuesta por elementos en suspensión con motivos decorativos. Realizada con 15 colgantes, de entre los cuales el más grande mide cerca de dos metros, Aquarium - pues este es el nombre de este móvil ricamente adornado, de dimensiones monumentales -, fue construido en los Ateliers Cartier.

Inspirado en el colorido de sus telas y en sus collages, se construyó prestando una particular atención a todos los detalles. Dentro del amplio abanico de posibilidades, Milhazes eligió piedras preciosas, semipreciosas y algunas perlas para adornar su obra como hubiera hecho a la hora de elegir los colores distribuyéndolos sobre su paleta de pintora. Formas geométricas, motivos rítmicos, arabescos asociados a materiales inesperados como la resina o los metales constituyen una obra fantástica y teatral, pura y sorprendente.

Para la firma Cartier, el arte de ser mecenas es algo que le permite compartir con el gran público la visión personal de cada uno de los artistas a los que patrocina.¿Se os ocurre una manera mejor para que una gran firma de joyería restituya a la sociedad parte de los beneficios que le reporta su actividad? ¡Quidproquo!

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