Cuando pensamos en alta relojería, pensamos en piezas inspiradas en coches de carreras o en majestuosas obras de ingeniería como un avión, sin embargo, Zenith ha conseguido algo muy difícil: resucitar la asombrosa sensación de que un reloj no sólo mide el tiempo, sino que es un ejercicio de dominio técnico y estético. Con su nueva entrega, la casa suiza vuelve a elevar el listón del relojero contemporáneo, fusionando arte y precisión absoluta para desafiar la gravedad misma.
El Defy Zero G Sapphire es una pieza que, desde el principio, se nota que no es un guardatiempo cualquiera: se trata de un mecanismo giroscópico que mantiene el órgano regulador siempre en posición horizontal, con el objetivo de neutralizar los efectos de la gravedad sobre la frecuencia.
Pero toda esa sofisticación mecánica se envuelve en una estética visual casi mágica. La caja es de zafiro, lo que permite una transparencia total y una resistencia frente a arañazos pocas veces vista en relojería, creando además un escenario en el que el módulo giroscópico parece flotar en el vacío, donde la luz se filtra y refracta por los puentes y bordes, transformando cada ángulo en una pequeña escena visual.
Dentro de la caja late el calibre El Primero 8812S, un calibre de carga manual que trabaja a 5 Hz (36.000 alternancias por hora), con unas 50 horas de reserva de marcha, desplegando además una fascinante composición de 324 componentes y 41 rubíes.
En esta versión, la disposición de las indicaciones de horas deja un espacio libre para que el mecanismo giroscópico se luzca como protagonista, un módulo que ha sido miniaturizado hasta ocupar sólo un 30% del volumen original respecto a versiones previas, lo que ayuda a mejorar la ergonomía y la integración estética total de la pieza.
Pero más allá de la proeza técnica, este enfoque combina la excelencia técnica con un valor artístico notable: las esferas están realizadas en lapislázuli natural, un material con vetas propias que asegura que no existan dos diales iguales, agregando un carácter casi poético al reloj. Esa mezcla de transparencia, arquitectura mecánica y belleza visual convierte al Defy Zero G Sapphire en algo más que un reloj: es una experiencia sensorial.
Con una producción limitada a apenas 10 piezas por referencia, este reloj acentúa su carácter exclusivo con un precio igualmente estratosférico: unos 207.500 dólares por unidad, lo que lo coloca como uno de los más caros de la marca.
Foto de Alex en Unsplash | Gear Patrol
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