En 2026 los hombres siguen rompiendo tópicos y la medicina estética se ha convertido en territorio sin género. Lo que antes parecía reservado a mujeres ahora es una demanda en auge entre ellos, que ya no se conforman con cuidarse la barba o el pelo: quieren que su rostro tenga presencia y personalidad que refleje carácter y seguridad.
Esta tendencia, que algunos llaman masculinización facial, está marcando el paso para convertirse en uno de los procedimientos estéticos más solicitados por los hombres el próximo año.
La masculinización facial no es magia ni un capricho pasajero, sino una apuesta por realzar los rasgos que culturalmente se asocian con masculinidad: una mandíbula más marcada, mentón definido, línea facial más angulosa, pero siempre con un enfoque natural y sin excesos que desentonen con la personalidad de cada uno, porque no se trata de cambiar radicalmente la fisonomía, sino de tallar el rostro como si fuera una joya, buscando un equilibrio entre fuerza y armonía que haga que la cara destaque sin parecer artificial.
Este tipo de tratamiento suele basarse en rellenos dérmicos como el ácido hialurónico aplicados en puntos estratégicos de la estructura facial para dar volumen donde se desea y resaltar contornos donde antes pasaban desapercibidos. La zona mandibular, el mentón y los pómulos son los grandes protagonistas de esta transformación sutil pero impactante, y en muchos casos los resultados son visibles apenas al salir de la consulta, sin necesidad de largos periodos de recuperación.
El modelo cubano Juan Betancourt ha hecho de su barba y rostro en forma de diamante su seña de identidad
El auge de este procedimiento entre los hombres tiene varias razones. Por un lado, el cambio de actitud respecto al cuidado personal ha derribado antiguos tabúes: cada vez más hombres son conscientes de que mejorar su imagen puede reforzar su confianza, bienestar y proyección social, algo que no tiene nada que ver con vanidad vacía sino con sentirse mejor consigo mismo. Por otro lado, hay clínicas y profesionales que incluso han encontrado su nicho especializándose en masculinización facial, con técnicas y enfoques adaptados al gusto estético masculino contemporáneo.
Lo que marca 2026 es que estas intervenciones dejan de verse como algo superficial o exclusivo de ciertos círculos y entran de lleno en el cuidado estético mainstream masculino. Los hombres ya no temen ser vistos en la consulta del médico estético, ni consideran que cuidar sus rasgos faciales sea cosa de otro.
Al contrario, la masculinización facial se está convirtiendo en algo casi tan habitual como un buen corte de barba, con la diferencia de que aquí el objetivo va un paso más allá: lograr una estructura facial que, como una joya bien tallada, brilla con luz propia y transmite seguridad desde el primer vistazo.
Fotos de Dr. Mandíbula de Diamante | Juan Betancourt
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