Incorporar pequeños ajustes en la rutina de entrenamiento puede marcar grandes diferencias, uno de esos cambios, que está ganando atención entre los expertos del running, es alternar entre dos pares de zapatillas. Andrejs Birjukovs, entrenador de resistencia, afirma que "este simple cambio ayuda a fortalecer los músculos de los pies y podrás correr más tiempo".
Birjukovs destaca que alternar entre dos pares distintos reduce la carga repetitiva sobre los mismos músculos y tejidos, ya que cada zapatilla introduce una ligera variación en la biomecánica al correr.
Esa variabilidad activa diferentes músculos intrínsecos del pie, obligándolos a estabilizar el ritmo y la posición de forma más eficiente, por lo que, con el tiempo, estos músculos ganan fuerza y resistencia, otorgando al corredor más tiempo de carrera sin llegar a la fatiga o al dolor excesivo.
La evidencia científica sugiere que el calzado amortiguado, aunque protege, puede debilitar el pie al reducir las señales sensoriales enviadas al cerebro, conocidas como propiocepción. La privación de estímulos sensoriales disminuye el fortalecimiento natural de los arcos plantares y de los músculos del pie.
Esto aporta sentido al consejo de Birjukovs: al rotar calzados, aunque ambos sean amortiguados, se introduce suficiente variación para estimular de nuevo esos músculos y mejorar su función.
Otro aspecto clave es saber cuándo cambiar las zapatillas usadas. Un artículo de Science Alert explica que los corredores suelen ignorar los signos de desgaste (amortiguación reducida, compresión del material) que afectan negativamente el rendimiento y aumentan el riesgo de lesión.
Foto de Michał Kubalczyk en Unsplash
Mantener dos pares, rotándolos, no solo promueve la activación muscular sino que reduce el desgaste acelerado de cada par, lo que extiende la vida útil de cada zapatilla y mantiene la protección adecuada mientras se fortalecen los pies.
Para aprovechar este enfoque, es recomendable elegir dos zapatillas con diferencias moderadas en pisada, peso o nivel de estabilidad. Rotarlas según entrenamientos, por ejemplo, un día usar el par más ligero para ritmos rápidos, otro el más estable para carreras largas, introduce variación sin necesidad de grandes cambios. Con el tiempo, esa alternancia consolida músculos estabilizadores del pie, mejora la propiocepción y permite correr más kilómetros con menor fatiga.
El consejo de Andrejs Birjukovs de alternar entre dos pares de zapatillas no es solo una moda, sino un enfoque respaldado por la ciencia de la biomecánica y la salud del pie: esta simple práctica fortalece los músculos intrínsecos del pie, mantiene la amortiguación y prolonga la resistencia del corredor.
Para quienes buscan más kilómetros con menos lesiones, alternar entre zapatillas de running es un ajuste sencillo, comprobado y eficaz para dar el máximo en cada paso.
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