Adrián Carrera, experto perfumista: "no guardes el perfume en el baño, porque su enemigo son la luz y la temperatura"

Hay costumbres que repetimos casi sin pensarlo, como si vinieran de serie, y una de ellas tiene que ver con esos pequeños rituales diarios que creemos dominar, pero que en realidad hacemos fatal desde hace años. Aunque lo peor es que nadie nos lo dice hasta que aparece alguien con experiencia, un poco de mala leche y muchas ganas de desmontarnos el mito sobre guardar los perfumes en en cuarto de baño.

Eso es justo lo que ha hecho Adrián Carrera, experto perfumista y divulgador, al señalar uno de los errores más comunes a la hora de cuidar una fragancia. Según él, guardar el perfume en el baño es prácticamente firmar su sentencia de muerte.

Lo explica con humor muy poco académico y bastante certero, comparando a los enemigos del perfume con relaciones tóxicas: la luz y la temperatura. Porque sí, el perfume sufre, y mucho, cuando lo sometes a cambios constantes de calor y humedad.

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Carrera lo dice claro y sin rodeos. Si te duchas con agua hirviendo, casi con magma, como le gusta bromear, el baño se convierte en un sauna improvisado que no le hace ningún favor a tu fragancia, porque el calor acelera la degradación de los aceites aromáticos y la luz, sobre todo la directa, altera la composición del perfume. 

Resultado: ese aroma que tanto te flipaba empieza a oler distinto, más plano o directamente raro, y tú sin entender por qué.

La recomendación es tan simple como poco glamurosa. El perfume quiere tranquilidad, estabilidad y oscuridad, como un vampiro con buen gusto. Un cajón, un armario o cualquier rincón alejado de radiadores, ventanas y cambios bruscos de temperatura es infinitamente mejor que la balda del baño: no por postureo ni por manía de experto; es pura química, y bastante básica además.

Estas advertencias no son solo cosa de Adrián Carrera: la propia industria del perfume y entidades especializadas llevan años explicando que el calor, la humedad y la luz son los principales factores que estropean una fragancia antes de tiempo, como señalan desde la Academia del Perfume en España.

Así que la próxima vez que vayas a dejar el frasco al lado del gel y el champú, piénsatelo dos veces. No es que el perfume sea delicado, es que no está hecho para sobrevivir a un spa diario. Hazle el favor, sácalo del baño y trátalo mejor. Tu nariz, y tu cartera, te lo van a agradecer.

Foto de @dyanbay | Simply Mersah en Unsplash

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