Siete novelas de amor en las que se confunden romanticismo, acoso y obsesión

Siete novelas de amor en las que se confunden romanticismo, acoso y obsesión

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Siete novelas de amor en las que se confunden romanticismo, acoso y obsesión

Durante muchos años (probablemente demasiados) ha habido una lucha interna entre feminismo y amor romántico. Y es que el amor romántico ha jugado en muchas ocasiones el papel de aliado del patriarcado y los roles erróneos de género. ¿Por qué? La culpa podemos encontrarla muchas veces en los referentes culturales tradicionalmente considerados románticos. Hace unas semanas os hablábamos de música, de canciones que han sido consideradas románticas durante años, pero que no sobreviven a un análisis de sus letras. Y hoy hablamos de libros. De historias que nos dijeron que eran de amor, pero en realidad son de acoso y machismo.

El diario de Noah

Sí, lo sabemos, El diario de Noah, de Nicholas Sparks, es la novela romántica favorita de cientos de lectores en todo el mundo. Ya no digamos la película basada en ella, con Ryan Gosling convertido en el héroe romántico de nuestro tiempo. Pero, ¿qué ocurre si analizamos a fondo su trama? Recordemos que Noah obliga a Allie a salir con él. ¡Se cuelga de una noria y amenaza con tirarse para conseguirlo! A ella no le da pánico el momento, sino que lo considera romántico y decide salir con él, viven un verano de amor y acaban dramáticamente separados.

El Diario De Noa

Pasan los años. Hay una guerra. Los dos rehacen sus vidas. Y, un buen día, una Allie prometida con otro hombre, se encuentra con que Noah ha construido la casa de sus sueños (de los de ella). A pesar de llevar años sin saber el uno del otro. A pesar de que él le enviaba cartas a diario y ella nunca respondió. Suena romántico, lo sabemos, pero ¿qué opinaríamos en nuestra vida real de un hombre que sigue obsesionado con nosotras tras años de separación? ¿Que escribe 365 cartas pese a no obtener respuesta? Como mínimo, sería un poco creepy. Y muy muy cercano a la definición de acoso.

Saga Cincuenta sombras de Grey

Con el gran éxito editorial hemos topado. Cincuenta sombras de Grey, el super hit de E.L. James, ha llevado la novela erótica a cotas de ventas y aceptación social nunca antes alcanzadas. El BDSM se puso de moda, al menos en lo literario, y el lanzamiento de las películas ha multiplicado su éxito exponencialmente. Pero ¿nos hemos parado a analizar su argumento? (Spoilers a partir de aquí, claro).

Cincuenta Sombras

Hablamos de una chica virgen de 23 años que inicia una relación con un hombre que la introduce en el mundo del BDSM. ¿Cómo empiezan la relación? Christian se aparece en su lugar de trabajo, en su casa, en un bar en el que la ha geolocalizado... hasta que ella acepta. Muy normal, sí. ¿Qué dinámicas tiene su relación? Pues él le regala un móvil (para que esté siempre localizada), un portátil (para que investigue sobre BDSM), un coche (porque el de ella no le parece seguro)... También la castiga con azotes cuando se porta mal, haciendo cosas terribles para él como ponerle los ojos en blanco. ¿Es esto lo peor? Por increíble que parezca, no. Lo peor llega cuando descubrimos que la inclinación de él por el BDSM se debe a que Anastasia se parece a la madre negligente de él y se excita pegándole como en una especie de venganza diferida. ¿Machismo y violencia? No. Qué va. Para nada.

Saga Mi hombre

Tras el éxito de Cincuenta sombras de Grey, el mundo editorial vivió una avalancha de novelas cortadas por el mismo patrón. La novela erótica era sinónimo de ventas aseguradas y surgieron imitaciones por doquier. Todas cortadas por el mismo patrón: protagonista masculino muy atractivo (y multimillonario, por supuesto) que inicia con una chica joven e inocente una relación absolutamente presidida por la dominación de él y la sumisión de ella. Y no hablamos de sexo, hablamos de los roles de la pareja.

Mihomre

La saga Crossfire, de Sylvia Day; la saga Blackstone, de Raine Miller; la saga Noventa días, de M.C. Andrews... Hay muchos ejemplos donde elegir, pero nos quedamos con Mi hombre, una saga escrita por la inglesa Jodi Ellen Malpas, que lleva el machismo y el acoso a cotas solo alcanzadas por el señor Grey. ¿Un ejemplo explicativo? El protagonista se enfada (mucho) cuando la protagonista comete la locura de ponerse una falda por encima de las rodillas. Y ella... le pide perdón por provocarlo y se reconcilian, claro. Así está el patio.

Saga After

Que la novela romántica adulta perpetúe roles de género tan erróneos como los que hemos visto hasta ahora es preocupante. Que esos mismos vicios se trasladen a la novela juvenil es peligroso. La saga After, escrita por Anna Todd, es el gran éxito de la novela romántica juvenil de los últimos años. Una historia que recuerda (mucho) a Cincuenta sombras de Grey, pero con unos protagonistas más jóvenes y una trama de trasfondo universitario adaptada a un público de menor edad.

After

Y cuando decimos que recuerda a Cincuenta sombras de Grey, nos referimos sobre todo a la relación entre los protagonistas, a la dominación de él, a la sumisión de ella y a las excusas que se ponen para convertir lo que es acoso, machismo y hasta violencia en un ideal romántico. Un ejemplo: cuando Hardin (el protagonista) desvirga a Tessa, lo hace por ganar una apuesta y se lleva las sábanas manchadas para enseñarlas a sus amigos. Luego pide perdón y, mágicamente, ella vive entregada a él a pesar de actitudes como esa.

Saga Travis Maddox

En la misma línea que After, nos encontramos con una saga muy parecida, la protagonizada por Travis Maddox, de la autora norteamericana Jamie McGuire, que, sin llegar a los extremos de acoso y violencia de After, se queda muy cerca. Maravilloso desastre e Inevitable desastre son sus títulos, que ya dan una idea aproximada de lo que nos vamos a encontrar.

Desastre

Un protagonista masculino muy macho alfa (profesión de boxeador incluida), una protagonista femenina inocente, persecución a ella hasta que consigue conquistarla, protección desmedida de él hacia ella como sinónimo de amor, comentarios machistas camuflados de declaraciones románticas... Y lo peor: dirigidas a un público adolescente.

Saga Crepúsculo

Es difícil analizar los roles de género en una novela cuando uno de los protagonistas es un vampiro con aspecto de chico de diecisiete años, pero mayor de cien. Pero en la saga Crespúsculo, de Stephenie Meyer, encontramos un prototipo peligroso de personaje femenino: la heroína romántica que está dispuesta a todo en nombre del amor. ¿A convertirse en vampiro también? ¡Claro que sí!

Crepusculo

Las dudas amorosas y la indudable división del fandom de la novela entre los partidarios de Edward y los de Jake, el hombre lobo amigo de Bella, contribuye a la anulación del personaje de Bella, quien, por otra parte, es menor de edad al comienzo de toda la trama. Una difícil combinación de circunstancias para una novela destinada al público juvenil.

El amor en los tiempos del cólera

Ni los clásicos se libran de la relectura de género. El amor en los tiempos del cólera es considerada una de las grandes obras maestras de Gabriel García Márquez, y una representación clásica del poder del amor. Pero, desde una lectura con la perspectiva actual, es Florentino quien lleva todo el peso de ese amor. Es quien se enamora de ella y la acosa hasta que se convierten en una pareja destinada al fracaso por las diferencias sociales.

Colera

Pasan más de cincuenta años, y Florentino continúa con su obsesión por Fermina, sin contactar con ella, pero controlando todos sus movimientos desde la distancia. Mientras tanto, mantiene relaciones con más de seiscientas mujeres, que no son en la trama más que un mero medio para olvidar ese gran amor.

¿Y a vosotras? ¿Se os ocurre alguno más que añadir a la lista?

Imágenes | El diario de Noa.

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