Pocas personas hay en el planeta que despierten tanta admiración como la activista y ganadora del Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai. Aunque llevamos tanto tiempo teniéndola como ejemplo de lucha por la igualdad, en realidad Malala solo tiene veinte años. Los acaba de cumplir. Y ha decidido celebrarlos con una fiesta que es un ejemplo de solidaridad, inclusión y lucha por las causas justas y los derechos de la mujer. El lugar de celebración fue un parque de atracciones de la ciudad iraquí de Mosul, y las invitadas, un grupo de niñas forzadas por ISIS a abandonar sus estudios, tal como le ocurrió a ella en el pasado en su Pakistán natal.
La presencia de Malala en Irak forma parte de su famoso Girl Power Trip, que la lleva por diferentes lugares del mundo en los que el derecho a la educación de la mujer, y especialmente de las niñas, está en riesgo o, directamente, no existe. Este pasado miércoles, ella cumplía veinte años y decidió celebrar una fiesta de cumpleaños no oficial con todos los ingredientes para el disfrute de las adolescentes: un parque de atracciones, algodón de azúcar y muchas conversaciones sobre historias compartidas.
La propia Malala ha hablado de esta experiencia en su blog: «Elegí pasar mi cumpleaños de este año en Irak para encontrarme con niñas como Nayir, de 13 años. Cuando los extremistas ocuparon Mosul, Nayir estuvo tres años sin poder ir al colegio. Su familia huyó de la ciudad en abril, cuando su padre fue capturado por el ISIS. No han vuelto a saber de él». Explica también que entiende cómo se siente Nayir, pues ella misma llegó a creer que nunca podría regresar al colegio durante su infancia en Pakistán. «Mientras esté en Irak, me reuniré con niñas que comparten mi historia. Todas estas niñas (iraquís, kurdas, cristianas, sirias...) han sufrido la violencia y el miedo en sus cortas vidas».
Imágenes | Instagram.
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