María Yuste
Editor SeniorDesempeña un papel fundamental en la creación de vida y en la perpetuación de la especie así que no hay duda de que la vagina se merece tener su propio museo. Solo hay uno físico en todo el mundo y se encuentra en Londres. No obstante, ha enfrentado múltiples desafíos financieros y ha cambiado de ubicación varias veces. El último reto ha sido salvarse de la amenaza de cierre gracias a una campaña de crowdfunding.
El pago del alquiler amenazaba con agotar las reservas económicas del primer museo dedicado a la anatomía ginecológica de la mujer y precipitar su cierre permanente. En el último momento, la comunidad se unió y no solo logró asegurar el futuro de la institución sino hacerlo más prometedor.
En poco más de 24 horas desde el lanzamiento de la campaña en GoFundMe, la institución ya había conseguido superar su objetivo inicial de 60,000 libras. En una semana recaudaron más de 70,500 libras así que, aprovechando el tirón, se elevó el objetivo a 100,000 libras con el objetivo en mente, no solo sobrevivir, sino también de poder crecer. Aunque, de momento, no han conseguido llegar a esta segunda meta.
Los responsables de Vagina Museum explican en la plataforma de crowdfunding que llevan años manteniendo el museo a flote con un presupuesto ajustado y con el personal justo para seguir funcionando. Sin embargo, en un contexto tan adverso, no tienen margen para crecer ni prosperar.
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De hecho, esta no es la primera vez que se han visto obligados a lanzar una campaña de financiación colectiva para evitar tener que echar el cierre. No obstante, la organización está buscando otros tipos de financiación a largo plazo además de la campaña.
Abierto en la capital inglesa desde el año 2019, el museo se ubica actualmente en un espacio debajo de unos arcos ferroviarios remodelados en Bethnal Green, al este de Londres. el espacio fundó en respuesta a la falta de representación ginecológica dentro del sector de la cultura y el patrimonio en el mundo.
Su fundadora, la británica Florence Schechter, descubrió que había un museo del pene en Islandia (la Faloteca islandesa) y, como no había un equivalente para la vulva, decidió crearlo ella misma. Sus objetivo van desde difundir conocimientos y concienciar sobre la anatomía y la salud ginecológica hasta cuestionar los comportamientos heteronormativos y cisnormatrivos.
Además de acoger dos exposiciones temporales al año, que exploran multitud de temas relacionados con la salud ginecológica, la historia social, el activismo y el discurso, también actúan de foro con un programa de actividades en el que se incluyen charlas, talleres, comedia, teatro y artes escénicas.
Foto de portada | JR Harris
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