La frase mágica que usan los padres con más inteligencia emocional para calmar el enfado de sus hijos: "sirve para cualquier edad"

Demostraremos que una rabieta no puede con nuestra paciencia, aunque a veces cueste

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Anabel Palomares

Editor

Estás en una cafetería un sábado por la mañana. Has pedido tu café y mientras esperas, en una de las mesas del fondo, un niño pequeño empieza a protestar porque no quiere sentarse. Se revuelve, protesta, chilla, y en un abrir y cerrar de ojos está llorando a pleno pulmón, mientras sus padres intentan calmarlo. El niño está tan enfadado que hace aspavientos y se genera una rabieta que no parece tener fin. Si estás delante de unos padres con una gran inteligencia emocional y mucha paciencia, puede que veas lo que para otros es un milagro: consiguen calmarlo.

La ira es una emoción complicada de manejar para un adulto, así que para un niño es todo un desafío. La gestión de emociones como esta puede resultar abrumadora si pensamos que los niños experimentan emociones que aún no entienden ni saben gestionar correctamente. Además, los niños pueden intensificar sus emociones cuando sienten que nadie los escucha, y generar así una rabieta de dimensiones épicas que incluya revolcones por el suelo. Como padres, es parte de nuestra responsabilidad ayudar a nuestro hijo a gestionar esa frustración y enfado y conseguir calmarlo, y aunque parezca imposible, hay una frase de ocho palabritas que consigue obrar el milagro: "Veo que estás enfadado. Estoy aquí para ayudarte".

Más conexión y menos lucha de poder

Como explica el psicólogo experto en crianza Jeffrey Bernstein en Psychology Today, “funciona de maravilla para calmar la ira de un niño a cualquier edad” porque comienza por reconocer sus sentimientos con algo que ya nos explicaba la psicóloga Caroline Fleck, profesora en la Universidad de Stanford, la validación emocional. a menudo, cuando estamos enfadados también nos sentimos incomprendidos, ignorados o impotentes y diciéndoles en un tono calmado que les vemos y que vemos su enfado, evitamos que sus emociones escalen porque les demostramos que importan.

Con esta frase se busca la conexión por encima del control. “Las personas se resisten al control, especialmente cuando están abrumadas”, explica, así que decirles qué hacer en sus momentos de mayor ira puede convertirse en una lucha de poder y escalar la discusión. Según el experto, la ira suele enmascarar sentimientos subyacentes de miedo, tristeza o frustración, y usando la frase, les “proporcionamos tranquilidad en lugar de resistencia”. 

Eso no significa que no vayamos a decirles lo que han hecho mal, sino que en lugar de decirles que se calmen, algo que no funciona tampoco con los adultos, lo que hacemos es “asegurarles que estás ahí para ellos” y que no están solos. “Con solo ofrecer tu presencia y apoyo, transformarás la dinámica de una lucha de poder en una oportunidad para conectar”, explica, y crea un espacio para que el niño se calme sin sentirse juzgado. En la crianza severa en la que no existe una validación, la regulación emocional del niño es nula lo que luego se asocia con más agresividad y mayores problemas mentales.

Cuando los padres reconocen y validan la emoción del niño en lugar de confrontarla o ignorarla, se ayuda a mejorar regulación y a reducir síntomas externos de estas emociones. Además, a medida que los niños pequeños mejoran su autorregulación, aumentan las emociones positivas tanto en los niños como en los adultos de la familia, pero para conseguirlo es importante sentar las bases de la inteligencia emocional empezando por gestos como este. Así, con el tiempo, tal y como asegura Bernstein, “tu hijo aprenderá que eres un lugar seguro incluso en sus peores momentos y sin importar su edad”. 

Calmar La Rabieta De Un Nino En Menos De Un Minuto

Cómo usar la frase correctamente 

La psicóloga del desarrollo Aliza Pressman, afirma que lo primero que debemos hacer es calmarnos nosotros antes de intentar calmar a nuestro hijo, y una vez hecho, reconocer las emociones del niño con la frase "Veo que estás enfadado. Estoy aquí para ayudarte". Para usar esta frase de manera efectiva es importante mantener la calma y decirlo con calidez y sin frustración, además de usar un lenguaje corporal suave, por ejemplo arrodillándonos junto al niño. 

Bernstein afirma que es importante darles tiempo y quedarnos cerca de ellos, aunque no digamos una palabra más. Pretender que pasen de 100 a 0 en un minuto es una ilusión, así que ten algo de paciencia en el proceso. “Puede que no respondan de inmediato, pero tus palabras les llegarán”, y una vez estén listos, ayúdalos a procesar sus emociones mediante la corregulación y a encontrar soluciones cuando se tranquilicen. 

Fotos | Phil Nguyen en Pexels, Donde viven los monstruos (2009)

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