Parecía una noche normal en 'La isla de las tentaciones': su Sandra Barneda, su tablet, sus antorchas, su novio preocupado por lo que su pareja estaría haciendo en la otra casa... Y, de pronto, el caos.
Montoya, ante la visión de su novia Anita en la cama con Manué-la-manita-relajá, pierde absolutamente los papeles. Pasa de 0 a 100 en cuestión de segundos, grita, reniega de lo que está viendo, se enfada con ambos, los insulta, cae de rodillas para, finalmente, echar a correr por la playa en medio de la noche (perseguido por un cámara y por Barneda) para llegar a la casa y confrontar a los amantes.
Un montaje digno de Nolan, con la música subiendo de volumen acompañando a la intensidad de la escena y los cortes intercalados de la pareja en la cama a tiempo real que culmina con un cliffhanger que nos deja en tensión hasta el siguiente episodio. Posiblemente una de las secuencias más cinematográficas que veremos en la televisión nacional.
Cronología de un meme
De la TV nacional a Twitter, y más allá. Inmediatamente después de la emisión del ya clásico episodio de 'La isla de las tentaciones', los vídeos de la reacción de Montoya ya estaban corriendo como la pólvora. Compartidos y re-compartidos miles de veces, fueron la comidilla de todas las oficinas y de todos los grupos de whatsapp la mañana siguiente.
Los vídeos se convirtieron en memes que se reenviaban una y otra vez, y Montoya era trending topic en Twitter (soy millennial de los primeros años, jamás lo llamaré X). La secuencia de Montoya comenzó a compartirse en vídeos con subtítulos en inglés, y ahí el límite ya eran las estrellas. Montoya pasó de meme nacional a fenómeno global.
Cuando se dieron cuenta de que todo el mundo estaba fascinado con el meme de Montoya, las marcas quisieron, con más o menos gracia, subirse al carro. La sorpresa fue que no lo hicieron solo las marcas nacionales o que operan en nuestro país: equipos de fútbol como el Borussia Dortmund o cuentas de videojuegos como la del Call of Duty, que aparentemente nada tienen que ver con el programa de Telecinco, se apuntaron a la fiesta.
Y, finalmente, el meme llegó al mainstream estadounidense a través del programa de la ABC 'The View': un talk show de la franja de la mañana que lleva más de 25 años en antena de forma ininterrumpida, y donde nada más y nada menos que doña Whoopie Goldberg, ganadora de un Oscar, ha traído a colación el tema de Montoya. El peak de la carrera del sevillano, si me preguntan.
No hacían falta los subtítulos
Seguramente, los comentarios que más hemos visto por parte de los no-hispanohablantes que compartían el vídeo de Montoya entre anonadados y fascinados, eran los que preguntaban qué estaba pasando para que Montoya reaccionase como lo hace. Preguntaban por el contexto, por qué era lo que provocaba esa reacción en él. Porque esa misma reacción es absolutamente identificable para casi cualquier persona del planeta.
Que se te vaya la pinza (lo siento, como he dicho, soy millennial) como a Montoya no necesita de subtítulos porque es lenguaje universal. Poco importa lo que dice en cada momento: da igual si a Manué le llama papafrita o a Anita se refiere con palabras que no voy a reproducir aquí, da lo mismo si mientras corre por la playa le está jurando amor eterno o está haciendo la berrea del ciervo.
Los gestos, las expresiones, el tono, las miradas, los arranques que tiene Montoya es lo que ha conseguido que lo que ocurre en ese vídeo trascienda nuestras fronteras y que un martes por la mañana Whoopi Goldberg lo saque en el programa de la Ana Rosa gringa.
El mediterranean way of life
La cuenca del Mediterráneo nos ha dado grandes cosas: la civilización occidental, el aceite de oliva y, ahora, a Montoya. Puede parecer broma, pero la identificación de Montoya con todo lo que está relacionado con el Mediterráneo por parte de los extranjeros puede estar detrás de su éxito como meme fuera de nuestras fronteras.
Montoya es todo eso que muchos (no diremos todos) extranjeros identifican con nuestro mediterranean way of life: un tío atractivo y fibroso que se rompe la camisa -literalmente- por su amada. Un hombre fogoso y apasionado que no duda en salir corriendo para reclamar a su mujer. Un chico sensible que no tiene miedo de llorar en público, incluso delante de las cámaras que le están grabando. Un cliché con patas para cualquiera que no sea de aquí.
Realmente, en muchas ocasiones esta es la forma de actuar que se espera por parte de los países mediterráneos: somos gente apasionada, echá p'alante, imprevisible. Tampoco podemos quejarnos, porque es lo que les estamos vendiendo.
Imágenes | Mediaset
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