Fernando Tejero no para de triunfar en el terreno profesional desde que el papel de Emilio (el portero) en 'Aquí no hay quien viva' comienza a abrirle puertas en el mundo de la interpretación y le convierte en uno de los actores más queridos y reconocidos de nuestro país. Sin embargo, la vida no siempre le ha sonreído con tanta intensidad, tal y como ha recordado él mismo en el programa de LaSexta 'El camino a casa', presentado por el escritor Albert Espinosa, donde el actor ha hablado de su dura infancia.
En un paseo hacia sus orígenes, Tejero ha rememorado el trayecto que unía el segundo de los colegios en los que estudió con su casa cuando tan solo era un crío: "Aquí fui el chico nuevo. Llegué en sexto y para mí fue un cambio muy muy duro, muy drástico", contaba señalando la escuela donde estudiaba antes de encontrar su auténtica pasión en el arte dramático.
Un colegio donde sus compañeros se lo hacen pasar realmente mal: "Antes no tenía nombre, no se le llamaba bullying. De pequeño, tenía mucha pluma y me llamaban marica, maricón, mariquita. Sufrí. De hecho, empecé a tartamudear por aquella época", ha reflexionado el cordobés.
Es por eso que Fernando recuerda que empieza a camuflar su personalidad: "suspendía más que nunca" e incluso se cambiaba la voz para disimular su orientación sexual. Un recuerdo que le ha marcado de por vida: "Como consecuencia de aquello todavía tengo muchísima inseguridad. En la primera película que rodé me sentía un inútil", ha asegurado refiriéndose a 'Los lunes al sol'.
"Cuando escuché 'acción' la primera vez, en Los lunes al sol, casi me caigo al suelo del miedo que tenía, porque me sentía un inútil de cara a la sociedad, porque me habían hecho sentir así, me habían hecho sentir diferente. Me habían hecho sentir un despojo humano", ha acabado diciendo en lo que parece ser su entrevista más personal hasta la fecha.
Fotos | GTRES
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