María Yuste
Editor SeniorSoy rica (en glándulas sebáceas muy activas). Piel y pelo graso es la herencia que me dejó mi padre y que me dio una piel adolescente para el olvido y un cabello que no me aguanta limpio más de un día. En combinación bomba, soy propensa a la psoriasis en el cuero cabelludo, por lo que los champús en seco no es lo que mejor le va (como explica la doctora Leire Barrutia, el residuo del champú en seco "puede inflamar el cuero cabelludo si se usa mucho"). Así que, cuando vi que los dermatólogos recomendaban cambiarlo por agua micelar como alternativa más respetuosa, vi las puertas del cielo abiertas... Hasta que lo probé.
Un día que, tirando de moño y coleta, llevaba varios sin lavarme el pelo, empapé un disco de algodón de los grandes con un buen chorro de agua micelar matificante y me lo pasé por las raíces tal y como lo haría por la cara. El proceso es agradable, lleva un poco más de tiempo que simplemente echarse un espray y cepillar. Por el contrario, el agua micelar no huele a nada, no deja residuos blancos como los champús en spray y la sensación es refrescante.
No obstante, conforme iba mirando el algodón y lo veía salir blanco, tenía menos esperanzas de que el truco fuera a funcionara. Diez minutos y varios discos de algodón después, parecía que había intentado limpiar una sartén capilar echándole agua sin lavaplatos. No estaba mejor que antes, de hecho, estaba ligeramente peor.
Antes de certificar el fracaso, me di un poco con el secador para ver si era cosa de que todavía tenía el pelo húmedo y, al secarse, era cuando ocurría la magia. Porque una cuando está desesperada se agarra a un clavo ardiendo. Pero no. Oficialmente, estaba peor. No me quedaba otra opción que lavarme el pelo de forma tradicional pero, por la ciencia, también probé antes otra forma en la que algunas chicas de TikTok dicen aplicarse ellas este método: rociándome el agua micelar por la cabeza con un atomizador. Y, nada, me tuve que rendir porque las micelas no estaban "micelando" (es decir, absorbiendo la grasa de mi pelo).
¿Quiere decir esto que el truco no funciona? Sería injusto negarlo rotundamente. Al fin y al cabo, mi pelo no es el de todo el mundo. Puede que en cabellos ligeramente sucios, sin demasiada producción sebácea, haga el papel en emergencias. En cualquier caso, no esperéis ninguna maravilla.
Lo que sí ha quedado claro es que no es un truco apto para chicas con el pelo graso, por desgracia. No solo es una limpieza demasiado suave sino que te estas añadiendo más potingue. La sensación sería algo así como intentar tapar el olor a sudor con colonia. Desde luego, en mi caso, fue peor el remedio que la enfermedad. La parte positiva es que ya he malgastado yo medio bote de agua micelar para que vosotros no tengáis que hacerlo.
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