La ruta de los 6.600 escalones: una joya escondida en Alicante que sube al cielo y tiene vistas infinitas

Una "misa" de 7 horas entre montañas en el corazón de Alicante

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María Yuste

Editor Senior

La de la Vall de Laguar, en el interior de Alicante, es una ruta senderista de las que no solo se recorren andando sino que se conquistan. Es un reto (sin dejar de ser accesible) conocido como la Catedral del Senderismo, donde cada uno de sus 6.600 escalones cuenta una historia esculpida por los moriscos que los tallaron hace siglos.

A primera vista, la Vall de Laguar parece un remanso de tranquilidad. Con sus tres pequeños pueblos (Campell, Fleix y Benimaurell) escondidos entre sierras, almendros y paredes calizas que se tiñen de rosa al atardecer. Pero bajo esa calma aparente también se esconde un territorio salvaje, surcado por barrancos y cuevas que forman uno de los recorridos más espectaculares de la Comunidad Valenciana. Se trata del sendero PR-CV 147, más conocido como la Catedral del Senderismo.

Subidas, bajadas y epifanías

El punto de partida más común es Fleix, el “pueblo de en medio”. Desde su lavadero antiguo comienza una aventura circular de unos 15 kilómetros y más de 800 metros de desnivel. No te extrañes si, a los pocos minutos, tus piernas ya notan la pendiente. No obstante, lo compensa que el paisaje empieza a imponerse.

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La primera gran parada de esta ruta es el Forat de la Juvea, una roca perforada que abre una ventana natural al valle. Desde ahí se observa el río Girona (o Ebo) serpenteando entre montañas. No siempre lleva agua, pero su huella ha modelado el terreno durante siglos, esculpiendo paredes y cañones que justifican el nombre de este lugar: el Barranco del Infierno.

Lo que sigue es un continuo subir y bajar, un laberinto de escaleras talladas en piedra que parecen no tener fin. A mitad de camino, entre las antiguas casas rurales de Les Juvees d’Enmig, la ruta ofrece un respiro, una fuente con agua fresca y la sensación de estar caminando por la misma historia. Cada peldaño fue obra de los moriscos que buscaron refugio en estas montañas en el siglo XVII.

Una experiencia casi religiosa

No exageran los que lo llaman Catedral del Senderismo porque este recorrido exige esfuerzo durante unas 6 ó 7 horas de caminata, dependiendo del ritmo. No obstante, también ofrece recompensa con una experiencia casi espiritual. La combinación de silencio, vértigo y belleza puede tener algo de rito iniciático si te dejas llevar.

Entorno Laguar004 Ajuntament de la Vall de Laguar

El tramo final asciende hasta Benimaurell, conocido como el “pueblo de arriba”, donde una cerveza fría ya sabe a gloria y las vistas parecen una bendición. Desde ahí, el camino de regreso a Fleix se hace con el cuerpo cansado pero con la cabeza despejada, en un estado de esa calma que solo llega después del esfuerzo físico y de haber reconectado con la naturaleza.

Consejos para disfrutar sin sufrir

Esta no es una ruta para improvisar: el terreno es duro, las pendientes pronunciadas y el sol mediterráneo no perdona. Es imprescindible llevar zapatillas de senderismo, agua de sobra, protección solar y algo de comidas. Además, es mejor empezar temprano y evitar los días de lluvia porque el barranco puede volverse peligroso.

Si aún así prefieres una dosis extra de adrenalina, hay empresas locales que organizan actividades de barranquismo y escalada por el curso del río Girona, con saltos, pozas y rápeles que convierten el paisaje en un parque natural de aventuras.

Entorno Laguar001 Ayuntamiento de la Vall de Laguar

Decidas como decidas hacerlo, merece la pena porque es mucho más que una ruta senderista. Se atraviesan siglos de historia a la vez que se descubre un paisaje que cambia a cada curva. La Vall de Laguar no es un destino de paso, es un viaje que se hace hacia dentro, y no solo hacia arriba. Quien logra completar los 6.600 escalones entiende por qué esta ruta se llama Catedral del Senderismo. Exige devoción, resistencia y fe en que cada escalón, por empinado que sea, te llevará a lo más alto. Prepárate para rezar (o maldecir) entre las montañas, pero también para vivir una de las rutas más intensas, bellas y memorables del Mediterráneo de interior.

Foto de portada | Turismo Comunitat Valenciana

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