Poco se habla de la infinidad de pueblos que se encuentran en Extremadura, próximos a la frontera con Portugal. Y es que, por su posición fronteriza, podéis imaginar cómo rezuman historia y un rico patrimonio monumental. Este es el caso de uno de los pueblos que puede presumir de ser de los más antiguos de España. Se trata de Coria, ubicado en Cáceres y a solo 40 kilómetros del país luso.
Desde el 25 de mayo de 1993, la ciudad de Coria está considerada Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico. Y es que cuenta con uno de los modelos urbanísticos más destacados de toda Extremadura.
Este es el resultado resultado de la herencia de las diferentes culturas que han habitado este lugar de origen romano, tal y como atestiguan sus murallas. También fue nombrada sede episcopal en época visigoda y Señorío del Ducado de Alba en el siglo XV.
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No obstante, los orígenes milenarios de la ciudad se remontan a la primigenia Caura, el antiguo poblamiento prerromano de los vetones, hacia el siglo VII a.e.c. Tras la conquista romana de Extremadura (Siglo II a.e.c.), la nueva Caurium se convertiría en ciudad estipendiaria de la Lusitania.
Eso sí, a partir del siglo VIII, la Madinat Qüriya musulmana sería plaza estratégicamente codiciada por islámicos y cristianos durante la Reconquista hasta su definitiva toma por Alfonso IX de León, en 1213.
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No obstante, el trazado irregular de sus calles actual se originó durante la Edad Media. Recorriéndolo encontraremos edificios emblemáticos como la catedral de Santa María de la Asunción, que data del siglo XVI y es de estilo gótico-plateresco con añadidos barrocos. Además, como curiosidad, es interesante saber que se construyó sobre restos de un templo anterior.
También, el castillo de Coria, del siglo XV. Declarado Bien de Interés Cultural, es el primer testimonio conservado del dominio señorial en la ciudad. Un edificio de ingeniería militar que fue construido sobre otra fortificación anterior de los Templarios del siglo XII.
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Por otro lado, su elegante torre del Homenaje fue obra del arquitecto Juan Carrera, mandado por el Duque de Alba. Desde ella se puede divisar toda la ciudad y gran parte de las vegas del río Alagón. Y aún hay más porque otros puntos de interés son la cárcel Real, los conventos de la Madre de Dios y de San Francisco (ambos del siglo XVI), etcétera.
No obstante, a esta imponente arquitectura le acompaña un remanso de paz al aire libre con el valle del Alagón y el río del mismo nombre que recorre la comarca y llega hasta Coria, donde se pueden disfrutar de zonas verdes a sus orillas. En esta misma línea, tampoco te puedes marchar sin una visita al jardín botánico, donde conocer su plátano (Platanus hispanica) declarado Árbol Singular.
Foto de portada | Miguel Pozo Garzón
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