Cada cuánto tiempo hay que lavar las sábanas y el motivo por el que no deberías retrasarlo según un microbiólogo

Y no es solo por el placer de sentir unas sábanas recién cambiadas

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No hay mayor placer a la hora de irse a dormir que meterse en una cama con sábanas recién cambiadas, fresquitas y con olor a limpio. Un deleite que no ocurre todos los días, pero que quizá debería pasar más a menudo de lo que creemos. ¿Cada cuántos días hay que cambiar la ropa de cama? Te contamos los tiempos y las razones para hacerlo.

Las sábanas están en contacto directo y muy cercano con nuestro cuerpo durante muchas horas. Cada día. Todos los días. Por ello es importante mantener la higiene en las sábanas y cambiarlas a menudo. Estos plazos dependerán de los hábitos de cada persona, si se ducha antes de acostarse o por la mañana, si pasa mucho tiempo en el campo y trae mucho polvo, si hace deporte y un largo etcétera.

Cambio de sábanas en verano y en invierno

Lo ideal es cambiar las sábanas una vez a la semana, especialmente en los meses más cálidos debido al sudor.  Si estamos en invierno podemos alargar un poco más los tiempos, aguantando una semana y media con la misma ropa de cama.

Así lo afirma Philippe Tierno, un experto microbiólogo de la Universidad de Nueva York en unas declaraciones realizadas a la versión estadounidense de Business Insider.

Además de cambiarlas con esa regularidad, es conveniente airear bien la cama en los días que no toca cambio de sábanas, ventilando la humedad que se acumula en nuestras horas de sueño. De esta forma evitamos que acumulen microorganismos que den lugar a infecciones o alergias.

Alergias y enfermedades

Según este estudio, más del 70% de las casas de Estados Unidos tenían en su ropa de cama niveles detectables de al menos 3 alérgenos. Motivo más que suficiente para que, en caso de que estemos enfermos o tengamos alergia a los ácaros o de que convivamos con alguien que le ocurre, los tiempos se acorten todavía más. En este caso hay que cambiar las sábanas más a menudo, para evitar la acumulación de polvo, gérmenes y evitar una elevada concentración de estos alérgenos.

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