Intentar que otros vean que trabajamos nos cuesta una hora al día hasta teletrabajando. Es una trampa para la productividad

El presentismo digital reduce la productividad de los trabajadores remotos y eso termina afectando a la conciliación

Teletrabajo Y El Teatro De La Productividad
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Durante la pandemia, muchas empresas usaron el teletrabajo para que su actividad económica se mantuviera. Pasado este momento de la historia, muchas han decidido que sus empleados vuelvan a la oficina pese a que la presencialidad está costando la fuga de talento. Para empresarios como Elon Musk, por ejemplo, el verdadero problema del teletrabajo no es la productividad sino “una cuestión moral” y eso provoca que sigan volviendo a las oficinas, pero trabajar en remoto tiene numerosas ventajas, desde un aumento de la productividad al fin del llamado “teatro de la productividad”.

Qué es el teatro de la productividad y por qué nos afecta

El “teatro de la productividad” hace referencia a que se prefiere afrontar tareas que nos hacen parecer más ocupados y productivos, que aquellas tareas realmente importantes para la empresa pero que son menos vistosas. Según una encuesta de Visier, el teatro de la productividad es la consecuencia de la presión que reciben los empleados para ser más productivos, lo que hace que se esfuercen más en "parecer ocupados" que en hacer tareas importantes. Si hablamos del teletrabajo, donde no se ve si estamos sentados en la mesa delante del ordenador o paseando a nuestro perro, ese teatro parece completamente innecesario. Pero lo cierto es que no. Según un informe de las empresas de software Qatalog y GitLab, los trabajadores remotos siguen desperdiciando más de una hora de cada día en tareas “aparentemente productivas” durante las horas de oficina establecidas, según se ha descubierto.

Teletrabajo Y El Teatro De La Productividad 1

Tariq Rauf, fundador y director ejecutivo de Qatalog, afirmaba que la pandemia ofrecía una oportunidad única para reestructurar ciertos trabajos y optar por un trabajo asíncrono que nos permitiera una mayor conciliación laboral, pero no ha funcionado porque, por ejemplo, los teletrabajos asisten a reuniones que se sabe que no servirán de nada, responden a correos electrónicos en horarios seleccionados estratégicamente o tratan de hacer ver a los demás que simplemente “están ahí”. Según la investigación este presentismo digital que realmente no aporta nada a la empresa, solo a los supervisores una sensación de control, hace que se emplee 67 minutos al día. Más de una hora de teatro. Simular que trabajamos no solo reduce nuestra productividad sino la eficacia y calidad de nuestro trabajo según el informe.

El contexto laboral, en algunas empresas, implica que muchos trabajadores se sientan obligados a demostrar que están ocupados y conectados durante el horario laboral tradicional. Teletrabajan, pero el no ser totalmente asíncronos, anula muchas de las ventajas de trabajar en remoto. Por ejemplo, si yo mi cronotipo es el de un búho y mis horas más productivas son a última hora de la tarde, pero en mi trabajo me piden estar de 8 a 17 horas, están perdiendo mi mayor productividad solo por el hecho de encorsetar ese trabajo que podría hacerse a cualquier hora en un horario determinado.

Viendo estos resultados podríamos decir que el teletrabajo sin que este sea asíncrono, no tiene demasiado sentido. Si trabajas de forma remota, probablemente también deberías hacerlo de la forma más asincrónica posible si quieres ser realmente productivo.

Fotos | Severance (Apple TV+)

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