Por más que mis amigos y familiares intenten hacerme entrar en razón y avisarme que las temperaturas caerán en picado un día de estos (eso es lo que amenaza cada noche el hombre del tiempo), una no puede evitar despertarse feliz con el sol brillando y el termómetro dándote los buenos días con temperaturas cálidas. El verano se huele, se nota, se escucha, se percata y mi armario pide a gritos el cambio de estación.
Y cuando veo estos looks inspiradores donde una sueña con ir a la playa, dorar su piel y dejar que el buen rollo recorra sus venas, las ganas aumentan. Ya sean blusas bordadas, tops de crochet, vestidos de lino o prendas repletas de color: hay ganas de decir ¡hola! al buen tiempo.
Los colores básicos y cálidos como el blanco nuclear se vuelven un uniforme, y no hay prenda que siente mal. Éstas se vuelven escuetas y dejan al decsubierto muchas partes de nuestro cuerpo: escote, brazos, piernas...
Y los estampados hacen su trabajo: en colores chillones y divertidos, nos aportan fuerza y vitalidad para afrontar jornadas donde el ánimo quizás no está muy presente. Casi todo sienta bien y una se atreve a probar nuevas fórmulas y estilos.
Definitivamente, necesito poder decir que estamos en verano. Y necesito poder salir a la calle con la seguridad que cuando sople el viento no me voy a quedar petrificada con la sangre congelada. ¿Soy la única que no sabe cómo vestirse a día de hoy?
Fotos | Song of Style, Collage Vintage, The petticoat, The blonde salad
