Por qué pagamos nuestro enfado con quien no lo merece según la psicología

Nuestro "termómetro emocional" se llena y terminamos pagando un mal día con nuestra pareja sin que tenga la culpa de lo que pasa

Pagar Enfado Con Quien No Lo Merece
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
ana-palomares

Anabel Palomares

Editor

La ira o el enfado son emociones, como todas las demás, naturales. No es un arranque que deberíamos reprimir y, en muchos casos, es una respuesta legítima que nuestro cuerpo y mente han perfeccionado durante miles de años. Tiene raíces biológicas, funciones sociales y significados culturales. Evolutivamente, esta emoción ha cumplido un papel crucial: protegernos. Cuando alguien cruzaba un límite, ya fuera físico, emocional o territorial, sentir ira activaba la energía necesaria para defendernos.

El psicólogo James Averill, por ejemplo, habló de la ira como una emoción que impulsa una acción organizada. El problema llega cuando esa ira se despierta sin motivo aparente y pagamos nuestro enfado con quien no se lo merece. Para entenderlo, es ahí donde entra el concepto que la psicóloga María Pinilla llama termómetro emocional.

“Imagínate tu enfado como un termómetro que va subiendo de temperatura cada vez que alguien te trata mal, pero tú no dices ni haces nada”, argumenta la experta. Por ejemplo, una señora se cuela en la cola del supermercado y tu temperatura sube 10º. Un amigo cancela el plan a los cinco minutos de que ya hayas salido de casa. Otros 10ºC más. Llegas a casa y tu pareja no ha hecho nada en casa. Ya vas por 30ºC. Llega un momento en que tu madre te llama y “la temperatura sube 1ºC, lo justo para que el termómetro explote”, explica Pinilla. Toda la rabia que has acumulado a lo largo del día la recibe esa persona, que no ha hecho algo tan horrible para la reacción que has tenido. Esto sucede porque nos callamos las emociones.

Durante mucho tiempo me he callado mis emociones con un resultado desagradable: he terminado poniéndome como un basilisco con quien menos se lo merecía. Por ejemplo, lo he pagado con mi madre sin que ella tuviera culpa. La gestión de las emociones es compleja y hay momentos en que nos cuesta tanto expresarlas que terminamos sobrepasadas por ellas.

Podríamos decir que el termómetro emocional es una especie de metáfora que explica por qué, a veces, pagamos nuestro enfado con quien menos lo merece. En estos casos la solución es gestionar nuestra ira de una forma más sana y sin reprimirla, usando la asertividad y comunicando lo que sentimos, cuando lo sentimos, y de una forma clara y sincera. Con respeto no solo hacia la otra persona sino hacia nosotras mismas.

Para evitar que el enfado nos termine sobrepasando, podemos empezar por decir que “no” a planes que no nos apetecen o por decir en el momento aquello que nos molesta en lugar de callarnos para evitar el conflicto. Pinilla advierte que, a veces, “es difícil poner en marcha estas conductas porque hemos aprendido a invalidar nuestras emociones durante mucho tiempo” y recomienda que si esto ocurre, acudamos a un especialista y pidamos ayuda psicológica.

Fotos | Friends

En Trendencias | Amigos con derechos: todo lo que debes hacer para que salga bien

En Trendencias | Cómo reconocer a un misógino: 22 claves que te ayudarán a detectarlo

En Trendencias | Ghosting: en qué consiste y qué tipo de persona lo suele realizar

Inicio