2700 años a.C. ya se daban masajes curativos en China y Egipto. Las terapias manuales se remontan miles de años atrás, y en la antigua Mesopotamia fue donde comenzaron a usarse diferentes ungüentos para los masajes.
Pero aunque los testimonios comenzaron entonces, seguro que el ser humano se tocaba mucho antes. Los masajes y caricias son tan placenteros que a día de hoy seguimos usándolos.
Y no solo como una herramienta más no solo de curación y relajación, sino también para aumentar el deseo y como un juego sexual. Todos hemos probado alguna vez a dar un masaje y seguro que también lo hemos recibido, pero ahora te damos algunos trucos para que ese masaje pase de bueno a un erótico juego altamente placentero.
Si vas a recibir el masaje lo más importante que debes hacer es dejarte llevar. Relájate y disfruta. Y si vas a dar el masaje, toma nota de estos cinco tips con los que llevarás tu masaje erótico al siguiente nivel.
Crea ambiente y prepara el masaje
Lo hemos dicho en infinidad de ocasiones, pero crear ambiente es imprescindible para meternos en materia. Música suave (cuidado con poner algo demasiado suave que haga que se duerma tu pareja), velas aromáticas, luz baja… Prueba a poner un pañuelo oscuro sobre la lámpara para darle un toque diferente a la estancia.
Si vamos a hacerlo en la cama, podemos invitar a nuestra pareja a entrar en este sensual santuario del placer con un camino de velas, por ejemplo, o decorar la cama con pétalos. Estos de Amazon son artificiales y pueden perfumarse con cualquier aroma para que al tumbarse, tu pareja se sumerja en un aroma sensual (puede ser con tu propio perfume por ejemplo).
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Cuidado con la temperatura de la habitación, siempre es aconsejable que sea cálida (sin pasarnos de calor) para que la persona que reciba el masaje disfrute mucho más. Y ojo con el outfit de la sesión, piensa en algo cómodo pero alejado del chándal. Piensa que el objetivo es elevar el erotismo y el placer.
Usa velas o un aceite para masajes
Las velas de masaje tienen una función triple: aportan una iluminación sensual, aromatizan toda la habitación, y cuando se van deshaciendo son un aceite caliente para masajes increíble. Puedes probar una vela de masaje de Shunga de chocolate, por ejemplo, alguna de las minivelas de masaje de Platanomelón llamadas Chispa (el aroma floral es perfecto y muy sutil), o cualquier otra vela de masaje como las sensuales velas de LELO.
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Vela para masajes Flickering Touch. Hechas con cera natural de soja, manteca de karité y aceite de hueso de albaricoque, están ligeramente perfumadas y se derriten hasta convertirse en un elegante y sedoso aceite para masajes.
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Si optas por el aceite tienes infinidad de opciones que van desde los aceites de efecto calor como este de Shunga hasta los aceites con semilla de cannabis sativa, como este de Oh! Holy Mary.
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De menos a más: comienza con ligeras caricias
Somos fans declaradas del slow sex, y su filosofía nos encanta también si hablamos de masajes eróticos. Podríamos comenzar directamente con nuestras manos, pero vamos a alargar todo lo posible el placer.
Por eso comenzaremos con suaves caricias casi imperceptibles. Podemos usar nuestros dedos, una pluma, una tela suave o lo que se te ocurra. Este plumero de Platanomelón comenzará a preparar a tu pareja para lo que vendrá después.
Sexbonus: Prueba a tapar los ojos de la persona que recibe el masaje con una venda de seda o un antifaz. Se agudizan el resto de los sentidos.
Plumero Pío de Platanomelón. Con plumas suaves y aterciopeladas. Estimulante y muy agradable a la piel. Ideal para juegos de pareja.
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Ahora llega el turno de aumentar la temperatura, así que vamos a comenzar por lo más sencillo, la espalda. Siéntate a horcajadas sobre tu pareja, que estará tumbada boca abajo, y unta tus manos de aceite o vierte un poco del aceite de la vela. Solo la postura os resultará muy excitante.
Comienza moviendo las manos con las palmas sobre la espalda de tu pareja de forma muy suave y luego mueve las manos de abajo a arriba a ambos lados de la columna, comenzando por la zona de los riñones y con toda la palma y dedos. Con roces y fricciones de diferentes intensidades, ve aumentando el contacto y la presión, pero con cuidado, no queremos un masaje al estilo de Mónica en Friends.
Vamos a hacer un movimiento a lo largo de la columna (sin tocar el hueso) que llegue hasta el cuello para bajar de nuevo a los riñones y comenzar otra vez. Puedes ir ampliando la zona del masaje hasta llegar a las nalgas y usar toda la mano, aumentando la presión muy poco a poco, sin prisa. Un truco: cuando vuelvas a bajar no levantes las manos, ten siempre tu piel pegada a la suya. El contacto permanente hará que se relaje mucho más.
Combina diferentes movimientos en diferentes partes del cuerpo
Ve añadiendo más aceite y combinando esos movimientos que suben y bajan por la espalda con movimientos circulares como el amasamiento palmodigital con el que ganaremos profundidad.
Puedes usar los nudillos de forma suave y haciendo movimientos circulares, las yemas de los dedos, las palmas… no vas a quitar contracturas a nadie, solo harás que tu pareja se relaje y se ponga a tono con el tacto, así que céntrate en que sea agradable.
Aunque podemos seguir con la espalda, ¿por qué no movernos? Prueba a colocarte a un lado y masajea las piernas por ejemplo. Toca el interior de los muslos suavemente, detente detrás de las rodillas, acaricia los tobillos y hasta párate en los pies. Luego sube a los brazos, la nuca, la axila… cualquier zona puede recibir los atentos movimientos de tus manos.
Explora las diferentes zonas erógenas aprovechando que llegados a este punto tu pareja estará más que relajada. Y puede ser el comienzo para tocar genitales y, por qué no, comenzar a masturbar a tu pareja si la situación os invita a ello y os apatece.
La comunicación es clave
Aunque creas conocer a la perfección el cuerpo de tu pareja y todas sus zonas erógenas, siempre se puede aprender más. Y la mejor forma de aprender de tu pareja es preguntando y escuchando lo que quiere. ¿Dónde quieres que te toque ahora? ¿Te gusta así de suave o prefieres más fuerte? Dime cómo quieres que te lo haga.
Hablar es siempre vital durante el sexo y con tu pareja, y algo que nos ayuda a mejorar nuestra vida sexual, así que pregunta y escucha, que la comunicación no verbal es también comunicación. Un ligero temblor, la piel de gallina al pasar tus manos por determinado punto, un gemido…
Ahora solo queda dejarnos llevar por la sensualidad de un masaje y disfrutar mucho de todo lo que la piel puede ofrecernos como un órgano sexual extremadamente potente. Ready to pleasure?
Nota: algunos de los enlaces aquí publicados son de afiliados. A pesar de ello, ninguno de los artículos mencionados han sido propuestos ni por las marcas ni por las tiendas, siendo su introducción una decisión única del equipo de editores.
Fotos | Sinitta Leunen en Unsplash, Giphy, The Client List
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