Una de las cosas que hace que la vida sea emocionante y especial de vivir es que no es constante, sino que pasamos por muy diferentes etapas y fases. Es por ello que no siempre podemos estar atravesando un buen momento, sino que algunas etapas serán especialmente estresantes y difíciles.
Y, aunque solemos tener estrategias para pasar por las buenas épocas, es mucho más complicado encontrar formas de sobrellevar los malos momentos de la mejor manera posible. Y es, que general, nos suelen enseñar a evitarlos. Por suerte, hay algunas técnicas que podemos poner en práctica cuando estemos pasando por un momento así.
Confía en tu capacidad para superarlo
Una de las cosas más estresantes cuando estamos pasando por una época estresante o desafiante, es el propio miedo que sentimos a perder el control y a no ser capaces de sobrellevarlo. Es decir, tememos no tener la capacidad de controlar lo que sea que se nos presente en el camino.
Por ello es importante que seamos consciente de nuestra capacidad, que pensemos en otras ocasiones en las que hayamos pasado por momentos desafiantes y cómo hemos sido capaces de superarlo. Es un buen momento para hacer una lista de nuestras capacidades y de sentí confianza en ellas.
Vivir un día a la vez
Los seres humanos tendemos a pensar demasiado en el futuro y en lo que ocurrirá después. Preocuparnos por este futuro hipotético puede aumentar el estrés o los nervios ante una época complicada. En estos casos es muy importante que nos centremos en el día a día, en superar cada día y mañana ya pensaremos en cómo superar el próximo día. Por el momento, vamos con el de hoy.
Acepta que los malos momentos llegan, pero también pasan
En ocasiones nos centramos tanto en evitar los momentos estresantes o difíciles e, incluso, en negarlos, que esto lo único que hace es dificultarnos el ser capaces de pasar por ellos. Y es que, queramos o no, va a haber momentos en nuestra vida que resultes desafiantes y es mejor aceptarlo.
Por suerte, esos momentos también pasarán y tener esto claro nos ayudará a sobrellevarlos. Y es que, como dice el refrán "no hay mal que cien años dure".
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