Cinco frases que usan los padres más inteligentes emocionalmente con sus hijos y que son mejores que "no llores"

La psicología sabe la importancia de gestionar las emociones desde pequeños, y existe una forma correcta de hacerlo que no pasa por pedirle que deje de llorar

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Anabel Palomares

Editor

Asegura el neuropsicólogo infantil Álvaro Bilbao que “siempre que un niño llora lo hace por un buen motivo, ya que el llanto es una respuesta adaptativa totalmente involuntaria que busca siempre reducir el malestar”. Lo hace por un lado para reducir los niveles de cortisol y por otro, para expresarse. Si le decimos que no llore, aunque sea con la mejor de las intenciones y en un tono dulce porque queremos calmarle, lo que en realidad estamos haciendo es invalidar sus emociones. 

Es completamente normal querer consolar a un niño cuando llora, especialmente cuando como padre le ves sufrir emocional o físicamente, pero calmar su dolor no pasa por esa frase según la experta en crianza y terapeuta infantil Kelsey Mora porque “puede hacer que los niños sientan que sus emociones y lágrimas no están bien, especialmente cuando sienten dolor o angustia”. Si queremos enseñarle a gestionar adecuadamente sus emociones, pedirle que reprima una de ellas, es tirar piedras en nuestro propio tejado. No solo decimos no a la conducta (no llores), también decimos que no al niño y sus emociones. En la CNBC Mora daba cinco frases alternativas que podemos usar en lugar de “no llores”, con las que trabajar la confianza e inteligencia emocional del niño. 

Está bien llorar, estoy contigo

Acompañar a un niño a atravesar una emoción negativa como la que le provoca el llanto es, además de permanecer a su lado, hacerle “saber que su experiencia es real y natural”, explica la experta. Cuando les decimos que estamos con ellos y que llorar está bien, le trasmitimos dos mensajes. Por un lado que las emociones son algo normal y natural (y que no existen emociones negativas sino mal gestionadas) que pueden manejar y por otro que vas a estar a su lado para apoyarles. 

Veo tus lágrimas

Decían en Avatar ‘te veo’ para demostrar conexión, y cuando validamos de forma activa las emociones de un niño, nos conectamos con él. Mora explica que “es posible que no siempre sepas exactamente por qué llora un niño ni entiendas su reacción ante la situación”, pero la validación no es entender el por qué, “significa te veo y te creo” como asegura la experta. Solo con decirle lo que ves que está pasando, estás validando la experiencia del niño. Intentar nombrar sus comportamientos o usar un término más general como “veo que estás molesto”, es una forma de hacerlo.

Tus sentimientos tienen sentido

Explica Mora que si los niños escuchan “no llores” de nuestros labios, “podrían interpretar que su respuesta no coincide con la situación cuando, en realidad, a menudo sí lo hace”. Si queremos trabajar la confianza y la inteligencia emocional del niño, este debe confiar en sus propias emociones para ir entendiéndolas poco a poco. “A veces los comportamientos serán desproporcionados con respecto a la situación, pero los sentimientos subyacentes nunca están mal”, asegura la experta.

Es normal sentirse triste

Todos los sentimientos son válidos y todos forman parte de la vida. Enseñar a un niño que es natural sentirse triste, enfadado, frustrado o preocupado ante situaciones difíciles es ayudarle a que desarrolle su inteligencia emocional. “El objetivo no es detener la emoción, sino ayudar a los niños a reconocerla y gestionarla”, añade Mora. Esto, “reduce la sensación de vergüenza ante cualquier experiencia negativa”, y aumenta su confianza con respecto a sus propios sentimientos. 

Llorar es una forma en la que nuestro cuerpo expresa sus sentimientos

Como decíamos antes, es de vital importancia que los niños entiendan que todas las emociones forman parte de la vida y llorar, en este caso, es una manera muy sana de expresar dichas emociones desagradables. “Llorar es una forma de afrontar una situación, al igual que colorear, jugar, hablar, correr, escuchar música y respirar”, explica Mora, y añade que “puedes ayudar a los niños a probar diferentes estrategias y encontrar las que mejor les funcionen”. 

Fotos | Vitaly Gariev en Unsplash, Karola G en Pexels

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