Hablamos con Alice Wonder, la voz indie de la generación Z, que no quiere que se canten sus canciones sino ser escuchada

Alice Wonder
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Un cielo negro que anticipa el otoño hace que anochezca prematuramente en Barcelona. Es uno de los últimos días del verano y una tormenta se desata mientras un centenar escaso de personas vemos actuar a Alice Wonder. Sin embargo no somos conscientes de la lluvia hasta después de salir a la calle y ver los charcos. 

Durante algo más de una hora, a la única tormenta a la que hemos asistido es a la que la artista ha desplegado en el salón de un loft cualquiera de la ciudad condal, como parte del ciclo 43 Gira en Kasas, que lleva la música en directo a casas de diferentes ciudades de toda España.

Con 20 años y un disco en el mercado, Alice Wonder forma parte de esa generación Z que ya le ha tomado el relevo a la millennial en eso de querer cambiar el mundo y hacer las cosas a su manera. 

Describe su música como "dream rock pop", compone mayoritariamente en inglés y canta con la voz y la seguridad de alguien que le dobla la edad. Un poco como el público que consigue congregar, mezcla heterogénea de jóvenes en los últimos años de la adolescencia y adultos que la miran intentando contener unas lágrimas que, muchas veces, se escapan escuchándola interpreta en acústico los temas de Firekid, su disco de debut.

Alice Wonder

Wonder, afincada en Madrid, fue una niña precoz. Aprendió a tocar el piano y la guitarra a los 10 años de forma autodidacta y se dio a conocer subiendo covers de otros artistas a Instagram a los 14. Algo que dice haber hecho motivada por dejar de sentirse "la friki" y utilizar a su favor todo aquello que la hacía sentirse diferente para convertirse en "una tía que lo molara todo".   

La jugada le salió bien y puede presumir de haber conseguido tener un disco en el mercado antes de los 20 años, con sus propias canciones. Hablamos con ella antes de su concierto más íntimo para conocerla un poco mejor y saber qué le gustaría que le deparara el futuro.

'Firekid' se titula así como metáfora del talento innato que hay dentro de nosotros mismos. ¿Cuándo fuiste tú consciente del tuyo?

No recuerdo pensar que tenía talento, recuerdo pensar que me sentía rara todo el tiempo. Lo que yo sabía era que llegaba a casa y tenia que tocar el piano. Sentía cosas muy fuertes y necesitaba sacarlo. Ese es el principio de un talento que va surgiendo en ti y, que si lo escuchas, lo desarrollas. Escucharse a uno es muy importante. 

Firekid

¿Entonces crees que todo el mundo tiene un talento innato? Tú que lo has sabido desarrollar desde tan temprano, ¿qué consejo darías a los demás para cultivar el suyo?

Todo el mundo tiene un talento, claramente. Todos tenemos una sensibilidad para algo y, aunque pueda parecer totalmente inútil para la sociedad, seguro que sirve para algo. Lo que pasa es que hay mucha gente que no lo escucha. Si pasas tiempo contigo mismo, te centras en ti y dejas de mirar y escuchar alrededor vas a encontrar ese hilo del que tirar. Aunque para ello también hay que estar tranquilo y en paz.   

Fueron tus amigos los que te convencieron para que compartieras ese talento con el resto del mundo y subieras covers a Instagram, ¿qué importancia han tenido para ti los demás en tu carrera?

Han tenido toda la importancia. Yo no estaría aquí si mi mejor amigo no me hubiera pedido mis primeras canciones para escucharlas en su móvil. Llegábamos a una fiesta y las ponía. A mí me daba un corte terrible pero a la gente le gustaban. Él fue el que me enseñó que, una vez que ya la había hecho, la canción ya ni siquiera era mía, se la podían quedar también los demás. Así me relajé y empecé a componer sin pretender que fueran nada más que historias.

 

Te diste a conocer en las redes sociales, ¿te obsesionan?

Va por épocas. Quien diga que las redes sociales no le obsesionen un poco está mintiendo. Intento tomármelo con la calma y mostrarme natural. Cuando salió el disco me rayé porque pensé que la gente que me seguía lo hacía por mi voz pero no por mis canciones. Tenía miedo de que no les fueran a gustar. Así que tenía muchos seguidores pero tuve que volver a ganármelos poco a poco.  

¿Cómo te sientes tocando en espacios tan íntimos como este? Hay artistas que afirman que intimidan más que actuar delante de miles de personas.

Totalmente. No me imaginaba que iba a ser tan pequeño y cercano. La verdad que es otro rollo pero me mola. Me molan los retos y la magia que se genera en un espacio así es muy heavy

Alice wonder

Y, como espectadora, ¿hay algún concierto que te haya marcado especialmente?

El de Bon Iver en Madrid en 2014. Hizo magia... El otro día, por ejemplo, estuve en el de Billie Eilish y la gente lo cantaba todo, gritaba... En cambio, en el de Bon Iver eramos unas 5.000 personas y no hablaba un alma. Nadie quería cantar, todo el mundo quería escuchar y para mí eso es el top del mundo. 

Yo, si algún día canto en un Palacio de los Deportes, no espero que la gente coree mis canciones, espero que haya una conexión. Es algo que ya he notado tocando en directo y es muy fuerte. Cuando la música llega, todas las personas tienen en común en ese momento que están flotando. También pasa que yo nunca he sido fanática de nadie así que no pretendo que mis espectadores sean fans sino que disfruten.

La música española está viviendo ahora un momento muy bonito con Rosalía sonando en todo el mundo, ¿sientes que os está ayudando al resto de artistas noveles?

Yo creo que sí, que beneficia completamente. Se están fijando en nosotros en todos los niveles. Está pasando en la música, está pasando en las series y, de hecho, yo te digo que creo que España se va a poner de moda. A nivel artístico siempre hemos sido la hostia, nuestro legado es grandísimo y la música va a ser el siguiente paso.   

España ha dado grandes artistas, pero parece que en la música nos cuesta un poco más destacar, ¿por qué?

Yo creo que hemos sido muy miedicas. Cuando empecé me decían que no hiciera esta música porque aquí no se hacía. Y yo pensaba, pues por eso precisamente la voy a hacer. ¿Qué pasa con imaginar cosas nuevas y hacerlas posibles? Así se empieza.

¿Y alguna vez te han dicho que no cantes en inglés?

Cuando empecé a componer canciones propias en español sí que me dijeron que en inglés ya lo hacía todo el mundo pero yo pensé que no tenían razón porque nadie es yo. Las canciones que escribo solo pueden ser como las que hago yo. Me sale componer en inglés porque toda la primera mitad de mi vida me la he pasado hablando en este idioma. Fui a un colegio bilingüe en el que la única asignatura en español era la de lengua y literatura así que pensaba en inglés.

¿Notas diferencias entre los sentimientos que te despierta uno y otro idioma a la hora de componer?

El inglés me gusta porque es muy directo y eso hace que me salgan pensamientos muy directos. El español, como es más complejo, lo uso para contar historias más enrevesadas. La verdad es que me estoy sorprendiendo a mí misma de cómo compongo en español pero, al mismo tiempo creo que soy un poco más ñoña en este idioma. Me veo más sentida.  

Lo primero que uno piensa al escuchar tu nombre es en 'Alicia en el País de las maravillas', ¿qué relación tiene tu nombre artístico con el personaje de Carroll?

Se le ocurrió a un amigo porque el personaje de Alicia es una niña que se mete en un sueño de la vida y vive muchas cosas. Le recordaba un poco a mí por ser tan aventurera y no tener miedo a dónde se mete.

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En Trendencias somos muy lectores, ¿qué libro nos recomendarías para este otoño-invierno?

Tokio Blues, es muy invierno. Lo recomendaría porque es un libro con el que te puedes imaginar casi todo lo que estás leyendo. La soledad de los números primos también me gustó mucho y me llegó, es una historia muy linda. La verdad es que son dos novelas un poco nostálgicas pero el invierno es nostálgico

¿Qué te gustaría que publicáramos sobre ti dentro de unos años?

Quiero hacer muchas cosas. Quiero ganar un par de premios. Me molaría que fuera el más importante, el que más se precie por la calidad musical y no por las pintas. Eso o que he llenado un Palau Sant Jordi.    

¿Un Palau Sant Jordi con 17.000 personas en silencio? 

Eso, eso es lo que querría (risas). 

Fotos | Miguel Álvarez  y Cristina Cascajo.

Alicia en el País de las Maravillas / Alicia a través del espejo (13/20)

Tokio blues (Norwegian Wood): 3 (MAXI)

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