El otro día os contábamos que para celebrar la nueva edición de su famoso Blue Book 2014, los responsables de Tiffany & Co.habían organizado una espectacular cena de gala en el Museo Guggenheim de Nueva York.
Pero ahí no ha quedado la cosa. Para continuar con las celebraciones, y para acercar sus espectaculares joyas a los transeuntes que a diario pasan por delante del flagship que esta prestigiosa firma de joyería tiene, desde 1837, en Nueva York, los responsables de la misma han decorado sus cinco escaparates de una forma súper original.
No es la primera vez que la creatividad y el buen gusto del que hacen gala los escaparatistas de la firma me dejan con la boca abierta. Recuerdo también, como si fuese ayer, cuando en abril del año pasado, los transmutaron con mucho arte en todos los fastos y oropeles de los Locos Años 20, para que sirviesen de escenario para presentar las maravillosas joyas que luego pudimos ver en la oscarizada película El Gran Gatsby.
Este año, han tirado la casa por la ventana. ¡Y no se trata sólo de una expresión! Para acercar las espectaculares joyas que aparecen fotografiadas en el Blue Book 2014 - el mejor escaparate de la firma -, los escaparatistas han sacado el interior al exterior, reproduciendo los grandes salones, escalinatas y ventanales de las grandes mansiones de la época, pero a pequeña escala.
De este modo, podremos admirar de forma muy artística, la belleza y el color de un montón de anillos realizados en zafiros y esmeraldas subiendo los peldaños de una preciosa escalera que parece arrancar de un espectacular hall.
O la exquisitez de este sautoir que, en vez de perlas, va jalonado por preciosos rubíes rodeados de diamantes, y que parece descansar sobre una silla de estilo Isabelino con su característico cannage en el respaldo.
Los pendientes pertenecientes a esta colección merecían que se les prestara toda la atención. Así pues, para lograrlo, los escaparatistas reprodujeron unas puertas francesas de madera magníficamente trabajadas, delante de las cuales colocaron de manera desordenadas tres sillas estilo Chippendale de cuyos elaborados respaldos en lazada cuelgan las mencionadas parejas de pendientes.
Reconozco que el escaparate que quizá me ha gustado más es el que reproduce el enrejado de una pérgola en un rincón del jardín por el que ha trepado la yedra, delante del cual han colocado una banca y unos jarrones de piedra - muy parecidos a los que todavía hoy podemos ver en los jardines de Aranjuez -, y que son la base perfecta para que reposen originales broches en forma de insectos.
Finalmente, nada mejor que una imponente escalinata que parece llevar a un mirador para hacer descansar sobre sus escalones una de las masters pieces de esta nueva colección. Una impresionante parure en forma de collar de diamantes con un diamante amarillo en el centro de muchos quilates.
Me encanta cuando las grandes firmas todavía logran sorprenderos con poesía y buen gusto. Porque, ¿a qué niña no le ha gustado jugar de pequeña con una casita de muñecas? Y si a ésta, además, se le añaden "chuches" en forma de piedras preciosas que irradian vivos colores, el hechizo está garantizado.
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