Os hablé de la edición limitada de “Perrier-Jouët Bi-Centenaire”, de su presentación en el Museo del Traje de Madrid y de una bodega de diseño que la Maison pone a disposición del propietario durante 100 años. Pues bien, aquí tenéis las imágenes de la celda.
Se encuentra en Épernay, Francia, y está diseñada en color blanco puro protegida por una celda. Lejos de ser una prisión (lo que parece a primera vista) es un refugio de aires minimalista, puro y eterno. A ambos lados del pasillo que conduce a ella, los expositores cuentan su historia que algún día puede que llegue a leyenda.
Esos guijarros pequeños me recuerdan los jardines secos japoneses aunque sin ondas. Acerquémonos más ... Sí, son botellas de champagne que reposan cada una de ellas con el nombre de un heredero. Puede que todavía no sepa que le guardan una Bi-Centenaire hasta un máximo de 100 años. ¿Estará referenciada en un testamento?
En contraste con la simplicidad de líneas de la celda, la botella magnum cuvée de prestige Belle Époque 1998, diseñada por Daniel Arsham con la etiqueta de anémonas y el packaging-escultura. Ahí reposan con las condiciones idóneas de temperatura, luz y humedad.
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