Este año, las embajadoras de las distintas líneas de productos de la firma Maybelline (modelos de la talla de Freja Beha, Emily Didonato o Shu-Pei) se han transformado por obra y gracia del equipo de Make-Up internacional de Maybelline, capitaneado por Charlotte Willer, en auténticos iconos del arte en estado puro.
Para representar el espíritu y la singularidad de la ciudad más excitante del mundo, la misma que presta su apellido a la firma, Nueva York, se decidió apostar por la técnica del Body Painting, para mimetizar a las modelos con el Street Art de sus calles, capturado con talento por el genio creativo del fotógrafo danés Kenneth Willardt.
Desde Times Square a Central Park, pasando por el famoso Subway a las galerías del Soho, los responsables de la firma han decidido mostrar, mes a mes, lo que más les inspira de la ciudad que les vio nacer a través de una puesta en escena valiente e imaginativa, alejada de todo tipo de convencionalismos.
De entre todas los clips que componen este calendario, a mi me ha llamado poderosamente la atención la imagen de Erin Wasson mimetizada por el trabajo de la body artist Anastasia Durasova en un paso de cebra mediante una serie de franjas negras y blancas que atravesaban su cuerpo dibujadas sobre su piel.
Pero ese no fue su mayor desafío, la representación del puente colgante de George Washington integrado en el cuerpo de la modelo Emily Didonato es un auténtico trabajo de ingeniería.
Este es el año (el quinto ya desde que empezaran a producir su míticos calendarios) en el que los de Maybelline revelan su verdadera esencia a través de la técnica del Body Painting. Un eje de creatividad y de estilo, una línea definida en torno a la cual cabe disponer formas y espacios, ¡como la mismísima Nueva York!
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