El 14 de febrero de 1900, un grupo de alumnas del selecto colegio Appleyard para señoritas salió a celebrar un picnic el día de San Valentín en Hanging Rock. Sin embargo, lo que empezó siendo una inocente comida campestre en este imponente conjunto de rocas, rodeado de la vegetación salvaje y asfixiante australiana, acabó en tragedia cuando tres niñas y una profesora desaparecieron misteriosamente.
Lo que acabas de leer no es el inicio de ningún true crime de Netflix sino el de un clásico de la novela gótica que, a pesar de haber calado en la cultura popular en forma de leyenda urbana (que, a día de hoy, todavía muchos siguen confundiendo con un hecho real), y de mantenerse en el tiempo como la segunda novela australiana que más copias ha vendido, solo conocen los más frikis de dicho género o los más puestos en literatura escrita por mujeres.
Éxito a los 70 años
El libro en cuestión es 'Picnic en Hanging rock' y su autora es Joan Lindsay (no te suena, ¿no?). Ella, al igual que sus personajes, también nació en una familia acomodada y bien conectada a finales de la época victoriana. Aunque no escribiría esta novela de culto de la literatura australiana (en particular) y una de las cumbres de la literatura anglosajona moderna (en general) hasta 1967, cuando ya era una mujer septuagenaria.
Aunque la publicación de esta obra tuvo cierto éxito por sí misma, no fue hasta que en 1975 Peter Weir hizo una película homónima que terminó de convertirlo en el clásico (de tapadillo) que es hoy. A partir de entonces, las ventas del libro comenzaron a dispararse haciendo que todavía sea el libro australiano de la editorial Penguin más vendido. Aunque, como tantas veces sucede, también hay quienes solo conocen la película, que se considera de culto y que este mismo años se ha reestrenado en 4k con motivo de su 50 aniversario (por cierto, se puede ver en Fillmin).

No obstante, incluso, si hasta ahora nunca habías oído hablar de 'Hanging Rock' ni de Joan Lindsay, has estado en contacto con su trabajo, sin saberlo, si alguna vez has visto 'Las vírgenes suicidas' y te gusta el cine de Sofia Coppola. El referente es evidente a simple vista pero la propia directora ha confirmado, en alguna ocasión, el impacto que tuvo en ella ver la película de Peter Weir y adentrarse en esa historia que tan bien plasma la asfixia del mundo femenino cuando es obligado a encerrarse en sí mismo.
Eso sí, Joan Lindsay, murió sin llegar a ver la obra de Coppola. Un cáncer de estómago se la llevó en 1984, a los 87 años de edad y solo 17 años después de haber publicado su obra maestra. Además de dicha novela, dejó varias obras de teatro sin publicar, además de ensayos; cuentos y poesía publicada de forma dispersa en diferentes revistas.
Una de las mejores novelas góticas de la historia
A pesar de haber escrito 'Picnic en Hanging Rock' en la segunda mitad del siglo XX, se inspiró en esa atmósfera oscura, misteriosa y sobrenatural que impregnó la literatura del siglo XIX y que 200 años después aun nos sigue fascinando a muchos. Y es que, no solo sitúa parte de la trama en una institución femenina opresiva que recuerda un poco al colegio Lowood, donde pasa su infancia Jane Eyre en la novela de Charlotte Brontë, sino que también la naturaleza es un personaje.

En esta novela la naturaleza es la metáfora a través de la que se habla de forma velada y elegante de las emociones de unas adolescentes que están dejando atrás la niñez para empezar a sentir esas pulsiones de la pasión que nacen de las entrañas, como la lava que expulsa imparable un volcán desde el mismo centro de la tierra.
El volcán como metáfora, dentro y fuera de la ficción
En ese sentido, la trama nos sitúa en un volcán real de más de seis millones de años de antigüedad. Para las tribus aborígenes australianas, este era un lugar sagrado en el que se celebraban ritos de paso a la edad adulta. No obstante, cuando fueron expulsados por los colonos ingleses, se convirtió en un sitio turístico victoriano por su cercanía con Melbourne y otras regiones.
Curiosamente, esta roca lleva ya tiempo siendo una metáfora en la vida real como centro una campaña para que Australia reconozca y repare los daños causados por el genocidio de sus habitantes nativos. Y, para ello, el libro de Joan Lindsay se ha convertido en una baza importante. De hecho, hace unos años se lanzó la campaña "Miranda Must Go" (tomando el nombre de la protagonista) para recuperar el lugar de Hanging Rock en la tradición y la historia aborigen, y para criticar la obsesión nacional con la ficción de Joan Lindsay.

Adelantada a su tiempo
Es muy propio también de la novela gótica eso de enmarcar una ficción en un falso contexto de realidad (como cuando Mary Shelley abre su 'Frankenstein' diciendo que se ha encontrado los papeles por ahí tirados). Lindsay hace lo mismo en 'Picnic en Hanging Rock' asegurando que se trata de una historia que le contó un amigo. No obstante, este carácter de falso documental histórico confundió a los lectores del siglo XX.
Algo muy parecido a lo que sucedió 32 años después con el estreno de 'El proyecto de la bruja de Blair', aquella película entre documental y ficción, supuestamente basada en hechas reales, sobre unos amigos que desaparecen en el bosque mientras siguen el rastro de una legendaria bruja. Así que, sí lo decimos: Joan Lindsay fue una adelantada a su tiempo y desde aquí la reivindicamos y os animamos a leerla si os gusta un buen misterio (que, ¿a quién no le va a gustar?)
Foto de portada | 'Picnic en Hanging Rock' y State Library of Victoria Collections
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