El término de sordera selectiva no existe científicamente hablando, pero es una forma de describir ese hábito de niños y adolescentes de “ignorar” todo lo que les rodea. Padres incluidos. Dependiendo de la edad del niño, esta “sordera” puede ser simplemente porque tienen una capacidad de concentración y escucha diferente a la de un adulto. Además, los menores de seis años no tienen capacidad para prestar atención a varias cosas a la vez y en algunos casos, como explica el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, “la razón detrás de la falta de atención pueden ser problemas médicos como dificultades de audición u otros trastornos del desarrollo como los trastornos del espectro autista”.
En la mayoría de casos, esa sensación de que el niño te ignora, que no te escucha o que está en su mundo se debe a lo que se denomina “estado de flow”, un concepto que se relaciona de forma directa con las altas capacidades.
El estado de flujo y su relación con la felicidad de los niños
El estado cerebral que se conoce como “flujo mental”, “estado de flow” o “estado de flujo”, hace referencia a un concepto de la psicología positiva acuñado por Mihály Csikszentmiháyi que se relaciona con la creatividad, el talento y la felicidad. En su libro ‘Flow: The Psychology of Optimal Experience’, Csikszentmiháyi describe el flow o estado de flujo como “un estado subjetivo que las personas experimentan cuando están completamente involucradas en algo hasta el extremo de olvidarse del tiempo, la fatiga y de todo lo demás, excepto la actividad en sí misma”. Hasta existe un “método flowtime” para aumentar la productividad en el trabajo que trabaja con este concepto.
Cuando un niño descubre algo que le gusta, es normal que entre en ese estado de flujo, uno que aumenta su capacidad de concentración y aprendizaje. Esta característica es frecuente en los niños superdotados según la psicóloga Patricia Morgenstern que explica que tienen tanta implicación en la tarea que se quedan absortos. “Es como si el resto del mundo desapareciera, llegando incluso a no responder a su nombre cuando se les llama”, afirma. Como explican los psicólogos Olga Carmona y Alejandro Busto en su libro ‘Hijos con altas capacidades: El reto educarlos’, esa “sordera selectiva” es un rasgo que tienen los niños con altas capacidades que según los expertos, está relacionada de forma directa con la felicidad. Cuando parece que están sordos, completamente absortos y ausentes, lo que están haciendo en realidad es estar inmersos en aquello que los fascina. Han entrado en ese estado de flujo. “Eso es el auténtico estado del fluir, la esencia de la felicidad”, aseguran.
Carmona y Busto afirman que cuando ocurre, los niños con altas capacidades entran en un estado de felicidad porque están experimentando una sensación de placer continuo. “Cuando ese estado es un reto y conduce al crecimiento personal, reporta satisfacción y plenitud, lo que se traduce es un estado de felicidad”, señalan. Los expertos aseguran que no es que te ignore deliberadamente, sino que “tu hijo o hija está ejerciendo de sí mismo, están siendo genuinamente felices”.
Cuando esto lo tenemos claro como padres, nos resulta más fácil ser empáticos con ellos y buscar nuevas formas para llamar su atención que pueden ser tan sencillas como buscar el contacto físico. En lugar de gritarle o llamarle a viva voz, puedes acercarte y tocarle un hombro o darle una caricia mientras dices tu nombre para que vuelva a este mundo.
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Fotos | Juan C Montes de Oca en Unsplash, Justin Young en Unsplash
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