Jerusalén, año 33 (supuestamente). Un autobús escolar -sí, un autobús- se aproxima a través de las dunas. Comienzan a sonar las guitarras eléctricas y un grupo de personas desciende del vehículo para ir colocándose unos trajes absolutamente anacrónicos mientras baila en círculo, como en un éxtasis tribal alrededor de un hombre: Jesús de Nazaret. A lo lejos, una figura aislada: el verdadero protagonista de esta historia, Judas Iscariote.
Con esta declaración de intenciones comienza una de las obras maestras del musical de todos los tiempos: 'Jesucristo Superstar' (Norman Jewison, 1973), disponible actualmente en Movistar Plus+ y Filmin bajo suscripción, y en Apple TV y Prime Video en alquiler.
Un Jesús poco divino y un Judas que se roba el show
La historia de la última semana de vida de Jesús de Nazaret como no la habías visto antes: desde el punto de vista de Judas Iscariote (el apóstol que le delata) y dando a la figura de Jesús una humanidad que no encontramos en otras obras que tratan el mismo tema. Jesús de Nazaret es desprendido de toda su divinidad y aparece como un hombre con miedos y dudas frente a su destino, que no entiende muy bien qué está ocurriendo a su alrededor.
Judas, por su parte, está presentado no como una figura siniestra, sino como uno más de los integrantes del grupo que está verdaderamente preocupado por lo que pueda ocurrirle a su amigo Jesús, quien considera que está yendo demasiado lejos en lo que a la revuelta social se refiere. Es un Judas existencialista y realista, que apoya lo que dice Jesús, pero que al mismo tiempo es consciente de que, en caso de levantar demasiado ruido, pueden verse afectados política y socialmente (en ese momento la provincia de Galilea estaba bajo dominación romana).
Cuando el rock llegó a la Jerusalén del siglo I, vino con premios bajo el brazo
El hecho de que toda la obra sea una ópera rock, con música, vestuario, maquillaje y accesorios absolutamente anacrónicos (la estética de los años 70, las metralletas que llevan los soldados, la purpurina en los ojos de las bailarinas de Herodes) solo consigue mejorar la experiencia de la película, acercando al gran público un importante momento histórico para los cristianos.
Y es precisamente eso lo que hace de 'Jesucristo Superstar' una obra que cautiva hasta al más agnóstico de la sala. Coreografías espectaculares en medio del desierto, ritmos súper pegadizos, un vestuario lleno de brillos y las irrepetibles voces de los protagonistas (Ted Neely en el papel de Jesús -quien todavía hizo el protagonista cuando el musical vino a España hace pocos años-, Carl Anderson en el de Judas e Yvonne Elliman interpretando a María Magdalena) han convertido a esta cinta en una obra de culto para el público general.
No en vano, en el momento de su estreno fue multipremiada: ganó el David de Donatello al mejor film extranjero, el BAFTA a la mejor banda sonora, tuvo seis nominaciones en los Globos de oro (dos para Carl Anderson, dos para Ted Neely, una más para Yvonne Elliman y otra más a mejor película) y una nominación a los Oscar por la mejor orquestación.
Una obra ligada a la polémica

La película se basa en el musical de Broadway del mismo nombre, y este en un primer álbum conceptual en el que participó, interpretando a Jesús, Ian Gillan, el vocalista de Deep Purple. Más tarde fue adaptado por Andrew Lloyd Webber (compositor de otros musicales como 'Evita' o 'El fantasma de la ópera') y Tim Rice (letrista de 'Aladín' y 'El rey León', entre otras) para llevar la obra sobre los escenarios.
Debido a esta presentación de Jesús de Nazaret como hombre y lejano a su divinidad, la obra fue fuertemente rechazada por algunos sectores de la iglesia e incluso prohibida en algunos lugares, algo que no hizo otra cosa que aumentar el interés del público por verla. Tim Rice, incluso, fue acusado de blasfemo al decir que "Jesús de Nazaret era solo un hombre que estaba en el momento adecuado en el lugar oportuno".
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