Carlos Pérez
EditorAntes de ser la actriz más premiada del cine, Meryl Streep fue una mujer enamorada. Tenía poco más de treinta años y una carrera recién despegando cuando conoció a John Cazale, el actor de mirada melancólica que ya había brillado en El Padrino y Tarde de perros. Se conocieron en un escenario de teatro y pronto su vínculo fue algo más que profesional: un amor discreto, intenso, de esos que no hacen ruido pero lo invaden todo.
Cuando a Cazale le diagnosticaron un cáncer terminal, Meryl no dudó: dejó lo que hiciera falta, lo acompañó a cada sesión y lo sostuvo cuando el cuerpo fallaba. Durante el rodaje de El cazador (1978), ella pedía permiso para ensayar cerca del hospital. "No me parecía justo abandonarlo", diría años después en una charla con Vanity Fair. Él murió ese mismo año. Ella tenía 29. Y su corazón, por primera vez, se quedó en silencio.
Meryl Streep y John Cazale en 'El Cazador'
La actriz quedó profundamente afectada y ni siquiera fue capaz de entrar al apartamento de Nueva York que compartía con su difunto amado. Tal y como relatan desde Vanitatis, su hermano fue quien le recomendó alojarse en el estudio de un amigo. Y de ese amigo, llamado Don Gummer, acabó enamorada Meryl. En septiembre de ese mismo año pasaron por el altar.
Él era escultor y se se casaron a los seis meses de conocerse en el jardín familiar, lejos de focos. Con él formó una vida tranquila, fértil, sólida. Tuvieron cuatro hijos y su relación se alargó durante 45 años. Cuando parecía que el amor sería eterno entra ambos, llegó la separación.
Meryl y Gummer
Los caminos largos también se bifurcan. En octubre de 2023, un portavoz confirmó que llevaban separados desde hacía más de seis años, aunque seguían compartiendo respeto, familia y memoria. No hubo escándalo, solo la confirmación de lo que muchos ya intuían: el amor no siempre se termina, a veces simplemente se transforma en otra cosa.
Y entonces apareció, según cuentan, Martin Short. Colega de reparto en Only Murders in the Building. Se les ha visto compartir cenas, estrenos y risas. Steve Martin bromeó en redes con una foto en la que tachaba su propia cara para que la pareja brillara sola. Ellos han negado que haya romance, pero la complicidad es evidente. No se esconden, pero tampoco se definen. Lo que hay, sea lo que sea, tiene la naturalidad de quienes no tienen nada que demostrar.
Meryl Streep y Short
Entre la tragedia, la reconstrucción y la posibilidad de un nuevo comienzo, la vida amorosa de Meryl Streep se parece a sus mejores papeles: frágil, compleja, matizada. No hay moraleja ni cierre perfecto, solo una mujer que ha amado con intensidad, ha perdido con dignidad, y ha seguido adelante sin aspavientos.
Fotos | Gtres / 'El Cazador'
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