De reina de OT en los 2000 llenando estadios a pasar al olvido y tener problemas con Hacienda

Nunca le gustó presumir. Desde que saltó a la fama, su carrera ha sido un péndulo entre el estrellato y la normalidad. Tiene una voz prodigiosa y ha pisado grandes escenarios, pero no se muestra como una diva de la canción. Ella es una mujer normal, que vive de su trabajo y para las facturas con la misma preocupación que cualquier hijo de vecino.

En una ocasión, ella misma dijo "no soy millonaria, pero gracias a Dios, puedo vivir de mi trabajo y de mi voz". Lo hizo en Fórmula TV, y luego lo matizó en sus redes para evitar malentendidos. Esa frase es una radiografía de lo que Rosa López nunca quiso aparentar: ser una estrella adinerada.

Sus baches económicos han sido muchos y muy variados. Después de comprar un chalet en Granada y un BMW X5, Hacienda la reclamó al no justificar un ingreso de 80 millones de pesetas —casi medio millón de euros— según contó en El Confidencial. No tuvo más remedio que vender la casa, el coche e irse a un piso pequeño en Madrid, con hipoteca y sin lujos.

La falta de proyectos tras la pandemia empeoró su situación: "No hay trabajo, no hay conciertos", dijo en aquella entrevista en la que explicó que un club de 47 seguidores le aporta 4,99 € mensuales a través de una comunidad privada en Facebook. Esa ayuda no la avergüenza: "Me ayuda muchísimo… pero no me gusta hablar de dinero, me gusta hablar de valores", aseguró.

Uno de los golpes más difíciles de encajar fue descubrir que nunca llegó a cobrar el cheque como ganadora de Operación Triunfo. Aunque el premio prometido rondaba los 90.000 euros, ese dinero nunca apareció. "No lo cobré, no sé qué pasó, nunca me llegó", explicó en Planeta Calleja. Nadie le dio explicaciones, y por más vueltas que le dio, lo asumió.

Años más tarde, su padre fue víctima de una estafa cuando intentaba ayudarla con sus finanzas. Un hombre se hizo pasar por asesor fiscal y le convenció para entregarle todos los papeles y la información económica de su hija. "Le dio toda mi documentación sin saber que lo estaban engañando", explicó Rosa en el mismo programa. Aquello derivó en un lío con Hacienda que la perseguiría durante años y la obligaría a vender su casa y su coche.

El lado bueno de todo esto es que aprendió a no depender de terceros: renunció a discográficas, apostó por la independencia y hoy vive de su voz y del contacto directo con su público.

Fotos | Wikipedia 

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