Esta mañana, con motivo de un evento creativo que ha tenido lugar en la Lancaster House de Londres, los duques de Cambridge, asistieron al mismo en compañía del presidente de China Xi Jinping y de su mujer Peng Liyuan.
Kate Middleton lució para la ocasión un precioso traje de encaje firmado por Dolce & Gabbana en color marsala que, como bien sabéis, toma prestado su nombre de la tonalidad de la tierra y de los vinos de esta ciudad de Sicilia a la que tan apegados están Domenico y Stefano.
Un color que, al igual que este vino tinto, está lleno de matices, y que Kate accesorizó haciendo juego - no sólo con unos stilettos de Gianvito Rossi y con el clutch de terciopelo de Mulberry -, sino también con la corbata de su marido, el príncipe Guillermo.
Como de costumbre, Kate lucía su famoso anillo de pedida con el ya famoso zafiro Ceylon de color azul y de forma oval, y unos sencillos pendientes. Nada que ver con la famosa tiara con la flor de loto que el rey Jorge VI mandó hacer para la reina madre con motivo de su enlace, y que Kate se puso anoche durante la que fue su primera cena de estado desde que contrajo matrimonio.
Por cierto, que después de tantos brindis, lo efectos colaterales parecían haber hecho estragos en la cara de la duquesa que parecía cansada, con ojeras y bolsas debajo de los ojos. ¡Gajes del oficio!
Fotos | Cordon Press
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