Santander es uno de esos lugares que te enamorará sea como sea el tipo de viaje que te gusta. Y es que en Cantabria encontrarás siempre algo que te llame la atención. Los foodies, por ejemplo, pueden encontrar en su gastronomía auténticos manjares como las anchoas (famosas en todo el mundo) o el cocido lebaniego. Los deportistas, por otro lado, tienen cerca la posibilidad de hacer senderismo en los Picos de Europa y surf en el mar Cantábrico. Además, aquellos que disfrutan conociendo nuevas ciudades verán que Santander tiene mucho que ofrecer, incluso cuando llueve.
Visita al centro Botín
El Centro Botín es un centro de arte diseñado por el arquitecto y premio Pritzker Renzo Piano, en colaboración con luis vidal + arquitectos. Está situado en un lugar privilegiado de Santander y consigue integrar el centro de la ciudad y los históricos Jardines de Pereda con su bahía. Situado en voladizo sobre el mar, el edificio no toca tierra, está suspendido sobre pilares y columnas a la altura de las copas de los árboles.
Además, por dentro es un centro de arte de referencia en España, parte del circuito europeo de centros de arte de primer nivel, que destaca por la excelencia de su programación y que logra que las artes contribuyan a la mejora de las personas y de la sociedad.
Conoce la muralla de Santander
En 2006, las obras de remodelación realizadas en la Plaza Velarde pusieron al descubierto unas estructuras arqueológicas que, tras años de excavación y estudio, se muestran ahora al visitante en el Centro de Interpretación de la Muralla de Santander. Este lugar permite al visitante realizar un viaje a través del tiempo, desde la Edad Media hasta el siglo XX, en un recorrido que abarca 800 años de historia.
A través de recursos multimedia, uno sale comprendiendo la evolución desde la villa marinera medieval, hasta la ciudad surgida en torno al puerto moderno. La piedra es solo la excusa para transportar al visitante hacia otros mundos pasados, en un intento de establecer un vínculo entre aquellos años y el presente.
Refugio antiaeréo
Bajo la plaza de Mariana de Pineda (hoy Plaza del Príncipe), los santanderinos construyeron en la primavera de 1937 casi cien metros de refugio para protegerse de los bombardeos de la aviación. Tras su restauración, puede visitarse de forma gratuita.
Foto de portada | Unsplash
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