La belleza de un pueblo con encanto no se mide por su tamaño y la prueba fehaciente es Pujalt, un lugar pequeño pero particularmente hermoso en la Comarca del Anoia, en Barcelona. Sus casas de piedra parecen de decorado y el aire que se respira es puramente montañés. Además, a Pujalt uno llega atraído por su belleza, pero se acaba enamorando sobre todo de su tranquilidad. Es un pueblo perfecto para desconectar ya que no es conocido por muchos.
Si Pujalt tuviera un sabor, este sería añejo como el de un buen vino. No obstante, se disfruta sobre todo paseando por sus pocas y solitarias calles estrechas que podrían describirse como un remanso de paz e historia.
El castillo de Pujalt formó parte de los dominios del condado de Cerdaña siendo sus señores la familia Cervera. Sin embargo, en 1251 el territorio pasó a manos del rey Jaime I de Aragón y en 1375 el castillo pasó a ser posesión de la familia Cardona, quienes conservaron el dominio hasta el fin de los señorios. No obstante, actualmente ya no queda nada de esa construcción que no sean ruinas.
Lo que sí se mantiene en pie es la iglesia de Sant Andreu de Pujalt, que ya aparece citada en textos del S. XI. Es un edificio de estilo románico tardío que ha sido modificado y restaurado en diversas ocasiones. No obstante, ha desaparecido el ábside y se le añadió un campanario, así como capillas laterales.
En la entrada del pueblo se encuentra la capilla de la Concepción, construida en 1399. Es de nave única cubierta de bóveda apuntada y en su interior se encuentra una imagen policromada del S. XIV que representa a la Virgen con el niño.
Eso sí, la historia reciente tiene un gran protagonismo en Pujalt. Y es que, en el que fuera el campamento de instrucción del XVIII Cuerpo del Ejército Popular de la República durante la Guerra Civil, se han instalado unas instalaciones musealizadas. Un centro de interpretación que permite conocer cómo fue la vida en el pueblo durante esta dura etapa de la historia de España, las transformaciones que tuvieron lugar y sus consecuencias.
Otro encanto de este pueblo catalán es su nítido cielo y su escasa contaminación lumínica, que hacen que la visita al Observatorio de Pujalt sea más que recomendable. Además de visitas a las instalaciones, organizan observaciones meteorológicas y astronómicas, charlas y cursos.
Fotos | Anoia Turisme
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