Aunque Portugal lo tenemos muy cerquita, ni siquiera hay que irse al país vecino para sentirse en él. Erigida entre dehesas de encinas y alcornoques bañados por el embalse más grande de Europa Occidental asoma Olivenza, una localidad española con alma portuguesa cuya historia la convierte en referente cultural de la frontera hispanolusa. Una villa fortificada repleta de casas blancas, edificios con arcadas, toques manuelinos y suelos adoquinados que desde 2019 se considera uno de Los Pueblos Más Bonitos de España.
La historia de Olivenza (a menos de 30 kilómetros al sur de Badajoz) empieza en el s. XIII, cuando fue fundada por la Orden del Temple. Perteneció a Portugal hasta 1801 y, de hecho, esta región fue la última en incorporarse al territorio de España. Hasta el día de hoy, los oliventinos y sus descendientes tienen derecho a la doble nacionalidad hispano-portuguesa.
Y es que, en la actualidad, el lugar no renuncia a su tradición lusa y tanto los monumentos españoles como los portugueses han sido restaurados para que lo mejor de los dos mundos mundos luzca en todo su esplendor. En general toda su arquitectura presenta una mezcla de estilos de ambos países, y su patrimonio monumental es muy amplio.
No obstante, destaca sobre todo por sus murallas, ya que es uno de los conjuntos históricos con más extensiones amuralladas de la península. Su carácter fronterizo fue la que motivó la construcción de fortificaciones abaluartas, que trajeron asociadas las del polvorín de Santa Bárbara, los cuerpos de guardia de las puertas, y los cuarteles.
El casco antiguo, rodeado de murallas, tenía un total de 14 torres. En 1334 se inició la construcción del alcázar dentro de las murallas. Pero fue en 1488 cuando se alzó la más alta torre de la frontera, con 37 metros.
En el interior del alcázar, y en la Panadería del rey, que data del sigo XVIII, se encuentra el Museo Etnográfico. La iglesia de la Magdalena, del siglo XVI, también es una auténtica obra prima del estilo manuelino (el gótico tardío portugués, hermano del plateresco español).
La de la Hermandad de la Misericordia alcanzó su aspecto actual en 1732, aunque su hospital ha sido constantemente reformado. Por su lado, la construcción del Convento de Clarisas o San Juan de Dios se demoró casi un siglo (1556-1631) y es en la actualidad Centro Cultural y Escuela de Teatro y Danza.
En la capilla del Evangelio, de Santa María del Castillo puede admirarse el retablo retablo más sorprendente de Olivenza, de los pocos conservados en su género, que representa un árbol con 15 metros de altura.
Foto de portada | @turismodeolivenza
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