La primera ola de calor del año ya está aquí. Nos despedimos del fresquito de la primavera hasta dentro de unos meses y hay que prepararse para ello. Los que odian el calor pasan de playas y destinos veraniegos, porque tienen en mente una escapada a una ciudad sin turismo y sin temperaturas extremas.
Zamora, en Castilla y León, es uno de esos rincones que todavía pasan relativamente desapercibidos para los turistas que viajan por España. Ya sea porque no tiene playa o porque queda eclipsada por sus monumentales vecinos León y Salamanca, casi nadie va a Zamora y es un enorme error.
En Zamora el tiempo no pasa y la tranquilidad de sus calles, de sus monumentos sin colas y de sus plazas sin aglomeraciones es la alternativa perfecta para los que buscan desconectar, incluso en temporada alta cuando toda España está abarrotada.
Qué ver en Zamora, Castilla y León
Conocida como la "Ciudad Cercada" por sus enormes murallas perfectamente conservadas, Zamora tiene un clima muy suave incluso en agosto, con noches frescas que permiten dormir a pierna suelta sin el calor asfixiante de otros rincones de la península.
Durante el día, las visitas culturales que podemos hacer en esta localidad son muchísimas. Comenzamos en la Catedral de Zamora, una joya arquitectónica del siglo XII con diseño románico e influencia bizantina, claramente visible en su cimborrio de escamas de piedra. Le sigue de cerca el Castillo de Zamora, ubicado en el precioso pueblo de Puebla de Sanabria desde el siglo XI.
Otro imprescindible de Zamora es el Puente de Piedra, un tesoro del siglo XII que cruza el río Duero para unir el casco histórico de la ciudad con otros barrios en la orilla opuesta. Podemos atravesarlo y tomar la calle de Balborraz con sus casonas del siglo XIX hasta la Plaza Mayor. Ésta es el corazón de la ciudad y alberga el Ayuntamiento y la Iglesia de San Juan Bautista.
Dónde comer en Zamora, Castilla y León
La gastronomía de Zamora es muy rica y contundente, desde su arroz a la zamorana hasta la reconfortante sopa de ajo que adoramos en invierno. Sin embargo, si tu objetivo es escapar del calor, te recomendamos pasar de platos de cuchara sofocantes y lanzarte a por el queso, el chorizo o las exquisitas cañas zamoranas, dulces rellenos de crema exquisitos.
En cuanto al "dónde", en Zamora es muy fácil comer bien y barato en cualquier restaurante o taberna, porque la falta de turismo hace que los precios y las recetas se mantengan muy tradicionales. Álvaro Artesanos para los dulces, Bar Caballero para el buen tapeo castellano y El Rincón del Tío Jerónimo para comer bien y tranquilo.
Hay muchísimas cosas que hacer en Zamora, incluso si llueve en tormentas de verano. Por eso, los viajeros expertos que saben cómo huir del sobreturismo y las grandes masas, escogen esta bella ciudad para sus escapadas cortas huyendo del calor.
Fotos | Catedral de Zamora, Wikipedia Commons, Bar Caballero.
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